Dukakis aspirará a la Casa Blanca con un programa centrista moderado
FRANCISCO G. BASTERRA Michael Dukakis irá a la elección presidencial de noviembre con un programa que no le compromete a una subida de impuestos ni a congelar el gasto de defensa, hurtando al republicano George Bush la posibilidad de presentar a su rival como un demócrata tradicional, dilapidador y blando en temas militares. La plataforma demócrata, aprobada este fin de semana en Denver, es un triunfo para la línea moderada centrista de Dukakis y una derrota para los elementos más liberales del partido.
Los demócratas, que ven más cerca que nunca la Casa Blanca, que perdieron en cuatro de las últimas cinco elecciones, han rechazado las propuestas radicales de Jesse Jackson en aras de la unidad y de no dañar sus posibilidades electorales. El reverendo de raza negra, que logró un 29% del voto popular en las primarias y más de 1.000 delegados, frente a un 42,5% de Dukakis, ha logrado, sin embargo, que el partido admita un sistema más justo de adjudicación de delegados con vistas la convención de 1992.Los hombres de Dukakis, que controlan 152 delegados de los 186 que han diseñado el programa del partido, han concedido este triunfo a Jackson para que pueda compensar ante su electorado la derrota de sus posiciones más progresistas. Y también la seguridad de que el líder de los derechos civiles no será candidato a la vicepresidencia.
"Es una victoria del pueblo", afirmó ayer Jackson al comentar las nuevas reglas que de haberse puesto en práctica este año le hubieran concedido más delegados, pero nunca los suficientes para ser el nominado. También se reducirá en un tercio el número de superdelegados, actualmente 600, caciques del partido, que no son elegidos por votación popular.
Los demócratas van a la convención de Atlanta, que designará oficialmente a Dukakis candidato y aprobará el programa, más unidos que en elecciones anteriores. Jackson, como se esperaba, ha dado la batalla y ha obtenido el derecho de defender ante la convención sus propuestas electoralmente más polémicas: la subida, del 28% actual al 35%, del impuesto sobre la renta para los más ricos, la congelación del presupuesto del Pentágono 31 el compromiso de que EE UU nunca será el primer país en utilizar el arma nuclear.
La victoria final
Pero los partidarios de Dukakis tienen votos suficientes para derrotarlas en la convención del 18 de julio. Una delegada de Jackson, justificando la aceptación de un programa bastante más moderado que el que llevó a la derrota a Walter Mondale en 1984, explicó que "lo que cuenta es la victoria final que obtendremos en noviembre". Todos los sondeos conceden a Dukakis una ventaja de 10 o más puntos sobre el vicepresidente Bush, que no consigue despegarse de Ronald Reagan y proyectar una personalidad propia. Bush está machacando la idea de que Dukakis es débil en política exterior, será prisionero de los intereses de las minorías, es blando ante el crimen y subirá los impuestos. Los demócratas no han introducido este año ninguna concesión a las minorías (mujeres, negros, homosexuales) o al sindicalismo.
Dukakis ha dicho que subiría los impuestos sólo como "último recurso". Y Bush se ha comprometido a no aumentar la presión fiscal, manteniendo la política de Reagan, en ningún caso. Dukakis se vio obligado, la pasada semana, a decretar una subida de impuestos indirectos en su Estado, Massachusetts, para equilibrar el presupuesto.
Jackson sí ha conseguido que Dukakis acepte la calificación de Suráfrica como "Estado terrorista". Pero la plataforma, en otro tema que puede ser electoralmente conflictivo, no pedirá específicamente un Estado para el pueblo palestino, aunque reconocerá su derecho a la autodeterminación. El éxito de Dukakis consiste en haber hecho aceptar a los elementos más radicales del partido un programa moderado y genérico que no le compromete a nada. El gobernador de Massachusetts podrá presentarse en Atlanta, frustrando las esperanzas republicanas, como el líder de un partido unido.
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