Rumbo económico en la 'cumbre' de la reflexión
El Consejo Europeo se planteará mañana la unión monetaria
Después de varias cumbres crispadas, el Consejo Europeo, que reunirá a partir de mañana, lunes, en Hannover (RFA) a los jefes de Estado y de Gobierno de los doce, constituirá una pausa reflexiva que deberá, no obstante, marcar la dirección a seguir para crear la unión monetaria europea y, en última instancia, la moneda común y el banco central de la CE.El encuentro bianual se presenta en "condiciones excepcionalmente propicias", según subrayó a finales de semana el presidente de la Comisión Europea, el francés Jacques Delors, en una clara alusión a los éxitos de la presidencia alemana de la CE.
Además de la aprobación de la mayor reforma de la CE, Bonn ha logrado en un semestre la adopción de la liberalización de los movimientos de capitales, del transporte por carretera, del mutuo reconocimiento de diplomas, un acuerdo con el Comecon y otro con el Parlamento Europeo para un mejor control del gasto.Alentado por los triunfos de su equipo, el canciller Helmut Kohl pretende seguir adelante impulsando ahora, según sus propias palabras, "la cooperación monetaria para que desemboque en una unión monetaria y económica" y, concretamente, decida la creación de un grupo de expertos para que estudie los pasos a dar con vistas a la puesta en pie del famoso banco central comunitario."No se trata", explicó Kohl en vísperas de la cumbre, "de decidir la creación de un banco central europeo", aunque añadió que "si queremos construir Europa necesitaremos, evidentemente, una moneda común, pero no ahora, sino sólo al final del camino", cuando también sea indispensable la banca central. "Necesitamos", afirmó días después ante el Parlamento Europeo el ministro de Exteriores alemán, Hans Dietrich Genscher, "orientarnos hacia el banco central europeo, pero en el contexto del fortalecimiento del Sistema Monetario Europeo SME" que reduce la fluctuación de las divisas europeas.
El caso británico
Aunque Genscher advirtió desde la tribuna de la Asamblea que el "Reino Unido debe a largo plazo ( ... ) asumir sus responsabilidades dentro del SME" y a pesar de que los ministros británicos de Finanzas y Exteriores son favorables al ingreso de la libra esterlina en el Sistema, Margaret Thatcher se resiste. Su temor a perder parte de soberanía le hace correr el riesgo de ser, una vez más, la voz disonante en el Consejo europeo.
Ante la Cámara de los Comunes la dama de hierro descartó el jueves la fundación del banco; pero, sin modificar su oposición de fondo, hizo, sin embargo, algunas concesiones formales al entrevistarse con Kohl durante la cumbre de Toronto. Thatcher respaldó entonces la convocatoria en Hannover de los gobernadores y una mayor utilización del ECU, el embrión de moneda europea, pero su postura dista aún mucho de la mayoría de sus homólogos, incluidos aquellos, como Felipe González, cuya moneda no forma parte del SME, pero que tienen la firma intención de incluirla.
La cumbre, afirmó Delors el jueves al referirse a estas discrepancias, deberá encontrar un compromiso entre aquellos que sostienen que la CE debe primero concluir la creación del mercado único de 1992 y otros que insisten en obtener un compromiso político a favor del banco central comunitario y de la moneda única.
Además de la confirmación de Delors en su cargo, en la agenda de Hannover figuran también la dimensión social del mercado único, que los tres Gobiernos socialistas (Grecia, España y Francia) que se sucederán a partir de julio al frente de la CE desean promover, y, según Kohl, serán también "fijadas las prioridades del calendario de trabajo" hasta, por lo menos, finales de 1989.
Madrid ha acogido bastante mal esta iniciativa por considerar que Bonn desea "ponerle los deberes para su presidencia.
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