Cadáveres bajo el lodo.
Una excavadora busca cuerpos sepultados por una avalancha de barro el pasado jueves en la localidad de Catak, al noreste de Turquía. "Las posibilidades de encontrar a alguien con vida son muy pequeñas", aseguró Stefan Lulirs, un alemán occidental que dirige un grupo de rescate que utiliza perros. Pese a que la Media Luna Roja turca estimó inicialmente el número probable de muertos en 300, el vicegobernador de la cercana ciudad de Trebisonda, Erkan Isilgan, dijo que probablemente no supera los 75.
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