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Jáuregui aspira a una mayoría socialista en el País Vasco tras la desaparición de ETA

El nuevo secretario general de los socialistas vascos, Ramón Jáuregui, quiere preparar al partido para conquistar la mayoría cuando se haya comprobado el fracaso del nacionalismo. Jáuregui cree que tal evidencia puede coincidir con el final de ETA, según ha declarado al grupo informativo Euskal Herria. El vicepresidente del Gobierno vasco asegura también que es preciso buscar un papel adecuado a la talla de su rival, Ricardo García Damborenea, para restablecer la unanimidad en el Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE).Jáuregui reconoce las limitaciones de su partido en el País Vasco, su reducida dimensión, la homogeneidad de sus miembros y su implantación geográfica dispar. La ejecutiva elegida hace seis días en el quinto congreso, afirma, "tiene mayor capacidad de penetración en determinados sectores potencialmente socialistas y característicos de los países modernos", que se sumarían a la cantera tradicional del sindicalismo ugetista.

Para ello, los socialistas deben utilizar su presencia en las grandes áreas de gestión económica, educativa o sanitaria del País Vasco y proyectar una política con componentes ideológicos de progreso, explica. "También debemos aprovechar el movimiento de civilidad del País Vasco, que empieza a cuestionar los soportes ideológicos del nacionalismo", agrega el secretario general del PSE-PSOE.

El vicepresidente del Gobierno autónomo considera posible la apertura en el País Vasco en los próximos años de una revisión intelectual e ideológica del nacionalimo porque, "a diferencia de lo sucedido en Cataluña, no se ha producido un triunfo del proyecto político nacionalista y se van a ver en un momento determinado los efectos de los fracasos de todos estos años, de la concepción introspectiva en la vida vasca, del clima de radicafidad y división, de la falta de objetivos claros".

"Este proceso de revisión en la sociedad vasca puede coincidir con la derrota del terrorismo de ETA", según Jáuregui, "y entonces se producirá la oportunidad histórica para que nuevas expresiones de civilidad política puedan obtener la mayoría".

El nuevo secretario general del PSE admite que el conflicto por la elección de la dirección ha monopolizado la proyección externa del quinto congreso, "marginando el debate más interesante que este partido ha hecho en el momento más interesante de su historia", y se confiesa "preocupado por ser el secretario general de una ejecutiva elegida con el 53% de los votos", pero decidido a primar en su gestión la búsqueda de la unanimidad interna.

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