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El petrolero 'fantasma' se hunde cerca del límite de las aguas de las Azores

La popa del petrolero Athenian Venture, que remolcaban Ros pesqueros gallegos Casinos y Keni desde el pasado 30 de mayo, se hundió a primera hora de la madrugada de ayer cerca del límite de las aguas jurisdiccionales de las Azores. Una vía de agua en la sala de máquinas y un pequeño tirón en las operaciones de remolque hicieron sumergir al petrolero, con siete cadáveres a bordo, 36 horas antes de que se hubiese iniciado el trasvase de las 15.000 toneladas de gasolina refinada que contenía, valoradas en unos 2.000 millones de pesetas.

La odisea de los 29 tripulantes de los pesqueros Cosmos y Keni con base en Ribeira (La Coruña) había empezado a 1.800 millas de las costas españolas, entre Canadá y las Azores, cuando divisaron una mole tres veces mayor que los propios pesqueros. El Athenian Venture, un petrolero de bandera chipriota que hacía la ruta Amsterdam-Halifax, con una tripulación de 24 marineros polacos y cinco familiares navegaba a la deriva sin la parte de proa y con siete cuerpos carbonizados y mutilados en cubierta.Según se supo después, "en tras los dos pequeños pesqueros arrastraban hacia Galicia el pecio, el petrolero fantasma era enorme mente valioso. El armador Francisco Gude cedió parte de los posibles beneficios (al parecer la mitad) a la empresa Remolcanosa a cambio de su ayuda para llevarlo a tierra.

El Remolcanosa IV salió de Vigo el 8 de junio y el lunes 13 tomaba contacto con los pesqueros e iniciaba su colaboración en el arrastre. Al día siguiente, Gude decidía poner rumbo a las Azores, al parecer, debido a la aparición de una vía de agua junto al timón del petrolero y también porque "no nos lo iban a dejar entrar en aguas españolas".

La Dirección General de la Marina Mercante niega tal prohibición, al tiempo que afirman que "no se le prestó ayuda porque no había peligro para las personas ni para las costas españolas" y que la única medida cautelar era la inspeccíón del barco en el límite de las aguas jurisdiccionales para cerciorarse de que no había peligro de contaminación.

Para no despertar parecidas reticencias en las autoridades portuguesas, el cuartel general de las operaciones decidió hacer el trasvase de combustible en el límite de las aguas jurisdiccionales de las Azores, y para ello estaban prestas a zarpar en Tenerife dos barcazas petroleras de 10.000 toneladas de capacidad cada una. Al parecer la vía de agua fue tomando mayor proporciones y un equipo de submarinistas y técnicos no pudo Regar a tiempo de evitar el hundimiento. El costo de la operación les ha ocasionado a los armadores unas pérdidas de 25 millones.

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