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Reportaje:

Japón revive la ruta de la seda

Una monumental muestra histórica que se espera sea visitada por seis millones de personas

Nara, la antigua capital de Japón entre los años 710 al 784, revive la célebre ruta de la seda que trazó el aventurero italiano Marco Polo -desde Roma a Xi'an, a lo largo de un trayecto de unos 7.000 kilómetros- en el siglo XIII. Con un presupuesto equivalente a unos 18.000 millones de pesetas, se han montado 24 pabellones, donde se reúnen desde joyas de las culturas euroasiáticas de la época hasta pabellones con las últimas tecnologías del Japón moderno.

En los modernos pabellones se puede ver la reproducción de bazares orientales donde el visitante puede adquirir souvenirs, sin excluir la vivencia de lo qué es la temperatura en el desierto, con una reproducción, en uno de los pabellones, del clima del desierto del Taklimakán, al noroeste de China, que atravesaba la ruta de la seda, con una temperatura de 50 grados y cero grados de humedad."Esperamos unos seis millones de visitantes", explican en el departamento de prensa de una exhibición inaugurada el pasado 24 de abril para un período de seis meses. El popular escritor japonés Yashui Inoue ha sido el productor general de la monumental muestra histórica.

Una serie de espectáculos audiovisuales -en los que los japoneses son verdaderos maestros- introduce al visitante en la ruta de la seda en medio del privilegiado ambiente de Nara, con sus parques llenos de ciervos y sus bellos templos, como el Shosoin, el Kofukuji o el Todaiji, donde está la imagen más grande de los budas existentes reproducidos en Japón.

Inventos de la humanidad

Fue precisamente a través de la ruta de la seda por donde llegaron a Catay (lo que ahora es China) el budismo, el cristianismo y el islam, al tiempo que Marco Polo descubría un país que utilizaba ya el papel como dinero, contaba con fuegos de artificio originados por la pólvora o calentaba las comidas con una piedra negra (el carbón) como combustible.En la exhibición dedicada a las antiguas técnicas chinas el visitante puede contemplar cuatro de los grandes inventos de la humanidad, como fueron el descubrimiento de la pólvora, el papel, la imprenta y el compás magnético, inventados ya por los chinos hace unos 1.850 años, durante la era Han.

La denominada ruta marítima de la seda, conocida como la tercera ruta, es igualmente objeto de reproducción, incluida la reconstrucción de las excavaciones y el descubrimiento de una serie de ánforas de la época por parte de un equipo de documentales de la televisión pública japonesa NHK, que es uno de los principales patrocinadores del acontecimiento.

Los tesoros culturales de la ruta de la seda, con un total de 645 reliquias procedentes de 48 museos y colecciones de 10 países (Afganistán, Corea del Sur, China, India, Pakistán, Irán, Irak, Italia, Siria y la Unión Soviética), son presentados en los recintos de los tres museos de Nara, destacando la armadura de oro macizo del jefe ruso Saka, la estatua de Venus hallada en Irak cerca del templo de Hatra, que data del siglo II y muestra la conexión cultural de la época entre el Este y el Oeste, y las diferente estatuas de Buda procedentes de Gandhara (Pakistán) y Mathura (India), consideradas como la cuna del budismo.

Innovaciones técnicas

Grupos artísticos de los diferentes países que cruzó la ruta de la seda completan la atracción del visitante mientras puede degustar comidas tradicionales, comprar recuerdos típicos que van desde máscaras y joyas hasta alfombras de Xinjiang, sin olvidar los pabellones de las principales multinacionales niponas -patrocinadoras de la Expo de la Seda-, donde muestran las últimas innovaciones del actual país pionero del Extremo Oriente, desde los teléfonos-TV, los nuevos televisores de alta definición o las nuevas cerámicas que equipan desde partes de los motores de los automóviles a tijeras y cuchillos supercortantes o los ordenadores de la última generación con chips capaces de rivalizar con el cerebro humano, según sus creadores, en un ejemplo de una nueva ruta hacia el Extremo Oriente que no es ya tan sólo la de la seda y las especias.

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