Disparos en clase

César Romero, un alumno de 16 años de un instituto de bachillerato de Móstoles, dejó atónitos a sus compañeros de clase el pasado 17 de noviembre. Romero amenazó con tina escopeta de caza a su profesor de Matemáticas y efectuó un disparo al techo, a metro y medio escaso de la cabeza del docente. Fuentes policiales afirmaron que el agresor intimidó a su profesor para que le aprobara.Dos meses después, los alumnos del colegio García Lorca, en la misma localidad madrileña, escucharon también disparos, esta vez de perdigones. Luis, de 13 años, disparó contra D. M. F., de 12 años, por haber delatado a la profesora que había incumplido un castigo. El chivatazo le costó a D. M. F. una ráfaga le perdigones mientras patinaba en una pista del centro. El herido pasó un tiempo en el hospital Primero de Octubre.

Hechos de este tipo, calificados de "poco habituales" por la Dirección Provincial de Educación, comienzan a suceder con cierta frecuencia en los centros escolares.

"Hecho anecdótico"

El subdirector provincial de Educación General Básica, Carlos Vacas, afirmó ayer que no hay constancia en los últimos años de incidentes similares al ocurrido el martes en Alcorcón, y calificó como "hecho anecdótico y nada habitual" el apuñalamiento de un alumno.

El subdirector provincial reconoce, en cambio, la prolifbración de actos vandálicos en colegios públicos e institutos. Según datos del Ministerio de Educación, cerca del 70% de los colegios públicos de EGB de la región ha sufrido actos vandálicos en los últimos años. Los colegios del sur del área metropolitana, con uno de los mayores índices de fracaso escolar de toda Europa, viven en una permanente sensación de inseguridad.

Los profesores de la zona recuerdan todavía otro incidente ocurrido el 15 de diciembre de 1987: cientos de jóvenes asaltaron y apedrearon el colegio de religiosas Amor de Dios, en Alcorcón, para festejar la llegada de las vacaciones de Navidad.