Traficantes de drogas en Tailandia.
El australiano Paul Hudson -en el centro de la foto, en pantalón blanco- y el tailandés Supoj Kittidejdamkerng -a su derecha-, unidas sus manos por esposas y protegidos sus pies con gruesas cadenas carcelarias, abandonan el tribunal de Bangkok donde fueron condenados por tráfico de drogas. El australiano Hudson fue sentenciado a cadena perpetua, mientras su esposa, Nora Blake -en la foto, detrás de los dos detenidos-, y el tailandés Supoj fueron sentenciados a la pena de muerte por traficar con heroína. Tailandia ha endurecido drásticamente las penas por el tráfico de drogas al convertirse el país en centro de paso de heroína procedente del cercano triángulo de oro.
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