Querido enemigo
La visita del primer ministro turco a Atenas, prueba de fuego para el 'espíritu de Davos'
"No nos arrodillaremos ante los asesinos que ocupan nuestra Isla" Estas palabras del obispo chipriota Crisostomos de Kition son sólo un reflejo de que el ambiente no oficial que el primer ministro turco el conservador Turgut Ozal, encontrará hoy a su llegada a Atenas no será precisamente cálido. El espíritu de Davos, surgido entre las nieves de la ciudad suiza a finales del pasado mes de enero, tiene ante sí enormes obstáculos que Ozal y su homólogo griego, el socialista Andreas Papandreu, tienen que contribuir a derribar en sus tres días de conversaciones.
ENVIADO ESPECIAL, Nadie espera resultados espectaculares de la cumbre, pero el fantasma de la guerra, que se hizo patente hace 15 meses, se ha desvanecido.Unas 700 personas se congregaron en la mañana de ayer en la neobizantina y recargada catedral ateniense para oficiar un solemne tedéum, que terminó convirtiéndose en un mitin político cuando Crisostomos tomó la palabra para exigir que las tropas turcas se retiren de Chipre, que se reunifique la isla y que se aclare la suerte de los desaparecidos tras la invasión turca de 1974, que condujo a la partición.
Las madres de los desaparecidos en aquellos trágicos días mostraban, entre el orgullo y la desesperación, las fotos de sus hijos. Y aplaudieron frenéticamente, como el resto de una concurrencia, formada casi totalmente por grecochipriotas, las frases más explosivas y radicales del obispo, que no paró de lanzar andanadas contra el espíritu de Davos.
El acto político-religioso se convirtió en una manifestación, calle Metropoleos arriba, para terminar en la plaza Sintagma, ante la tumba del Soldado Desconocido, donde diversos comités chipriotas depositaron coronas de rosas, entre el desconcierto de los turistas, que no acababan de comprender por qué se retrasaba el tradicional cambio de la guardia que se desarrolla cada hora al paso de la oca.
Seguridad
La protesta de los grecochipriotas es una de las muchas que se preparan para los tres días que durará la visita de Ozal. También los kurdos y los armenios harán notar estos días su presencia. Las autoridades griegas han montado un fuerte dispositivo de seguridad que comienza por una decisión prudente: celebrar la cumbre en la localidad costera de Vuliagmeni, a 25 kilómetros de Atenas. El operativo montado incluye el despliegue de unos 1.000 policías de uniforme y de paisano en el aeropuerto y en el propio hotel, tiradores de elite en las terrazas de los edificios cercanos y lanchas patrulleras y helicópteros.En total serán 10.000 los policías afectos a las medidas, que incluyen la vigilancia de los objetivos terroristas como la Embajada, las oficinas de la compañía aérea y los automóviles y residencias de los diplomáticos turcos. No es una precaución inútil, si se recuerda que las protestas de kurdos y armenios casi echaron a perder el viaje en abril de alcalde de Estambul, Bedretin Dalan, y que en mayo, durante la visita del ministro turco de Exteriores, Mesut Yilmaz, el grupo Diecisiete de Noviembre colocó bombas en los vehículos de algunos diplomáticos.
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