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El presidente del Congreso de EE UU, investigado por presunto abuso de poder

Francisco G. Basterra

Los demócratas ya tienen a su Edwin Meese. El presidente, speaker, del Congreso, Jim Wright, el líder demócrata más poderoso de Washington y tercero en la línea de sucesión a la presidencia si le ocurre algo al vicepresidente, va a ser investigado por el Parlamento por presunto abuso de poder y tráfico de influencias. Supone un bofetón político para la campaña de Michael Dukakis a la presidencia, que contaba con utilizar a fondo el llamado "factor limpieza ética" en contra de George Bush y de la Administración de Reagan.

Es la primera vez en este siglo que se produce una investigación de este tipo contra un speaker. El comité podría decidir que las alegaciones no son suficientes para ser examinadas por el pleno de la Cámara, pero el proceso podría acabar también con la censura de Wright o incluso con la pérdida de su cargo. Esta sombra de sospecha ética sobre el demócrata más preeminente del país es una bendición para la campaña de Bush, que no consigue despegarse del Irangate y del fiasco Noriega.Los republicanos, hartos de aparecer como "corruptos", han devuelto la pelota a los demócratas forzando una investigación parlamentaria sobre Wright. El Comité de Ética de la Cámara de Representantes, que preside Wright, ha decidido por unanimidad iniciar una investigación para descubrir si este diputado abusó de sus poderes para enriquecerse y presionó indebidamente con su cargo para conseguir favores de organismos públicos.

La historia no puede llegar en peor momento para los demócratas, ya que Wright está previsto que presida la convención del partido que, el 18 de julio, en Atlanta, designará candidato a la presidencia a Michael Dukakis. Y el gobernador de Massachusetts cuenta hasta ahora con una ventaja en los sondeos de más de 10 puntos sobre el vicepresidente Bush.

Comportamiento ético

La bandera del comportamiento ético es una de las principales bazas demócratas en la campaña presidencial frente a una Administración de Reagan perseguida por los escándalos de bastantes de sus miembros.

El ministro de Justicia, Edwin Meese, investigado por tráfico de influencias por un juez especial y abandonado por sus principales colaboradores, es el paradigma de esta situación, que tiene al encargado de hacer cumplir las leyes pendiente de las conclusiones de la investigación de un juez especial.

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Bush está pidiendo la dimisión de Meese porque no quiere ofrecer este flanco débil a Dukakís. El vicepresidente viene insistiendo en que Wright debe ser investigado y que los demócratas ven la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio.

Wright ha respondido que es una vendetta política y que la investigación le exculpará por completo. "No he violado ninguna norma interna del Parlamento ni los estándares comúnmente aceptados de conducta ética". El speaker no esta acusado de ningún delito criminal, sino simplemente de violación de normas de conducta del propio Congreso.

Deberá responder del cobro dudoso de excesivos derechos de autor por un libro autobiográfico escrito por uno de sus asesores a sueldo del Congreso y con dinero del contribuyente y de fondos de la campaña de Wright; de haber ayudado, utilizando su influencia con el Gobierno egipcio, a dos compañías pe:troleras tejanas en las que tenía inversiones; de utilizar su influencia con la Administración para ayudar a dos cajas de ahorro en Tejas vinculadas al. Partido Demócrata. Y de la utilización de una casa propiedad de una familia con la que tiene negocios. El speaker se adelantó el viernes al anuncio de la investigación y se presentó ante la Prensa con su abogado y documentos en que se defiende de las acusaciones.

Jim Wright es un político hábil y maniobrero, de la vieja escuela, no excesivamente popular, y odiado por la Administración, sobre todo, por su continua intervención en la política centroamericana. Las gentes de Reagan le han responsabílizado de realizar una diplomacia paralela respecto a Nicaragua. Lo cierto es que Wright ha sido decisivo para detener el apoyo del Congreso a la contra y ha jugado muy fuerte a favor de los acuerdos de paz de Guatemala, convirtiéndose de hecho en el mejor aliado de los sandinistas en Washington.

Integridad de la Cámara

Ha sido un representante republicano, Newt Gingrich, quien ha instigado la investigación, como un paso crítico para restaurar la integridad de la Cámara de Representantes y controlar las actividades de Wright, a quien considera "un hombre muy peligroso para el proceso político de este país". Pero el comité que ha decidido realizar la investigación está formado por seis demócratas y seis republicanos, y su decisión ha sido unánime. Aunque de momento no se ha decidido, el comité podría designar un juez especial independiente para el caso.

La cuestión de la ética en el ejercicio de la actividad pública es clave en la política norteamericana. Sin duda es este el país donde más lejos se llega en el descubrimiento y castigo del tráfico de influencias y abuso de poder. Jim Wright admitió ayer que el presidente del Congreso "de una forma indefinible, debe ser sujeto al nivel más alto posible de comportamiento ético".

El virtual candidato demócrata a la Casa Blanca, Michael Dukakis, ha elogiado el comportamiento de Wright y su compromiso de cooperar al máximo con la investigación. "Contrasta con el obstruccionismo que hemos observado, en caso tras caso, en esta Administración".

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