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LA DESAPARICIÓN DE UNA FIGURA HISTÓRICA

El retorno a Cataluña

Los resultados de las elecciories legislativas del 15 de Junio de 1977, que dieron la victoria a la izquierda en Cataluña, apuntalaron la estrategia de Tarradellas, poco considerado hasta entonces por el presidente Adolfo Suárez, para quien su principal Interlocutor en temas catalanes era Jordi Pujol. Tarradellas aterrizó en Madrid para negociar con el Gobierno central el 27 de junio de 1977, pocos días después de que los partidos catalanes solicitaran al rey Juan Carlos y Suárez el Estatuto de Autonomía. Viajó en el avión particular del senador real Luis Olarra.Salió satisfecho de la audiencia real (ante el rey Juan Carlos se manifestó decididamente republicano, aunque al final de su vida aceptó ser marqués), pero chocó con Suárez, con quien intentó en vario negociar como presidente de la Generalitat. Al volver a Francia hizo gala de su pragmatismo: "No nos quieren dar más que la Mancomurtidad, sin ningún contenido político", dijo a sus colaboradores, "pero es igual, aceptarenios". El 18 de octubre, el Rey le nombró presidente de la Generalitat y de la Diputación barcelonesa. Hizo su entrada triunfal en Barcelona el 23 de octubre.

Pugna con los partidos

Su primera visita, al día siguiente, horas antes de su toma de posesión, fue para el capitán general de Cataluña. Un gesto de reconciliación con el mismo planteamiento que desplegó en la República. Hasta que dejó la Generalitat, en 1980, sus Gobiernos fueron de unidad. Pugnó constantemente con los partidos para los que resultaba "autoritarlo" y "presidencialista".Su etapa de gobierno se caracterizó por la estructuración de la Administración catalana, la llegada de los primeros paquetes de traspasos y el establecimiento de las bases de la función pública y de la normalización lingüística. Tarradellas confiaba en poder mejorar la experiencia de Prat de la Riba. Retrasó lo que pudo la negociación del Estatuto de Cataluña, en la que no le dejaron intervenir los parlamentarios catalanes, convencido, por otra parte, de que el problema de ETA bloquearía los procesos estatutarios. Al calibrar su error político y ver que no se le pedía unitariamente que siguiera cumplió lo que había prometido: retirarse cuando se aprobara el Estatut y se convocaran elecciones al Parlament.

El retiro no le hizo abandonar la política. Criticó duramente al presidente Pujol. En 1982 creó la Fundación Montserrat Tarradellas i Maciá en el monasterio de Poblet (en honor de su hija, que murió en 1984), a la que donó su importante y desconocido archivo político. Pidió el indulto para los militares de la intentona del 23-F. "Maciá hizo lo mismo con Sanjurjo", explicaba.

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