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Directiva de empresa

¿Forman parte ya las mujeres de la dirección empresarial igual que comienzan a formar parte de la dirección política?Los datos de que disponemos hasta el momento señalan que la presencia de mujeres en puestos de dirección en las empresas es muy reducida; tan reducida que menos de un 5% de los directivos de nuestro país son mujeres, presencia aún más baja que en el caso de la responsabilidad política, y ello a pesar de que las mujeres están más representadas en términos absolutos y porcentuales en el mercado de trabajo que en el trabajo político.

¿Son conscientes nuestros empresarios, nuestros gestores de recursos humanos, de la importancia cualitativa y cuantitativa M trabajo femenino? ¿Han evaluado cuántas mujeres se sitúan en los niveles predirectivos de las empresas y qué potencial de recursos humanos suponen para el desarrollo económico del país?

En un seminario celebrado recientemente sobre la carrera profesional de la mujer directiva se analizó y debatió el papel que juegan las mujeres en los puestos más altos de la jerarquía empresarial, los obstáculos y barreras que interfieren su ascenso profesional, sus actitudes profesionales y el potencial de su creatividad, concluyéndose el enorme dispendio que supone para un país la infrautilización de la fuerza de trabajo femenina. Se informó asimismo de los resultados de una encuesta sociológica dirigida a averiguar el perfil profesional de las mujeres directivas, las claves de su ascenso, y, en definitiva, de la comparación de los resultados de la encuesta española con una similar llevada a cabo en EE UU y Europa.

La directiva española

Según los resultados de nuestra encuesta, la directiva española es una mujer casada y con hijos, que tiene entre 30 y 44 años de edad, ocupa un puesto de subdirectora o jefa de departamento en empresas del sector servicios, industria química o medios de comunicación y, generalmente, en empresas de tamaño medio o medio-grande. Ha estado trabajando para la misma empresa desde hace un buen número de años y se ha promocionado recientemente a una posición ejecutiva desde el sector de ventas o de administración. El dato más significativo es que un 41% se promociona desde puestos administrativos. Ha entrado en la empresa por medio de relaciones socioprofesionales. Su formación es de facultad universitaria, con cursos de dirección de empresas, marketing o informática; habla algún idioma de modo fluido, ya sea inglés o francés, y sus ingresos se sitúan en torno a las 250.000 pesetas mensuales. Por supuesto, está altamente identificada con los objetivos de su empresa. Para la mujer ejecutiva el trabajo constituye un reto y le gusta. Aspira a promocionarse, y un sector muy significativo cuantitativamente querría montar su propia empresa. Todavía no se han cumplido sus objetivos profesionales, por lo que es de esperar que siga su ascenso profesional. Para ello renunciará, y ha renunciado, a tener tiempo libre y a una vocación intelectual.

Pero, ¿cómo percibe ese ascenso profesional la mujer directiva? Según ellas mismas confiesan, en su empresa se promociona al mejor candidato, con independencia de que sea hombre o mujer. Dicen también que tienen que trabajar más duro que sus compañeros varones par, obtener el mismo reconocimiento a su trabajo, por lo que tres de cada cuatro mujeres encuestadas consideran necesaria la ción de campañas o la implantación de determinadas política: para favorecer el acceso de la: mujeres a puestos de dirección.

Cuando se les preguntó por los problemas más importante que tienen planteados las mujeres en nuestro país, las directiva, señalaron que existe una escasa, participación en las decisiones, políticas y económicas y que hay una carencia de servicios públicos que faciliten el trabajo de la mujeres. También señalaron como motivos de preocupación el comportamiento de los hombres españoles, la falta de una política eficaz dirigida a paliar la desigualdad real, la rigidez en el reparto de roles sociales y políticos y, finalmente, la falta de independencia para planificar la propia vida personal y familiar.

A estos obstáculos señalado, por las propias mujeres directivas habría que añadir el papel que juegan los estereotipos sociales acerca del trabajo de la mujer. Comparadas con los hombres, las mujeres afrontan más obstáculos, más discriminaciones y luchan contra los estereotipos. Esto dificulta, por el momento, su promoción, pero también les proporciona experiencia frente a la adversidad y probablemente las hace fuertes para afrontar todo tipo de riesgos y problemas profesionales.

Se suele decir que la mujer es o será madre. Los empresarios y los jefes de personal, cuando se enfrentan a una candidata para un puesto de trabajo piensan inmediatamente en la posible baja por maternidad. En caso de presentarse un candidato masculino es seguro que no piensan en una posible baja por enfermedad. ¿Qué hombre no sufre una enfermedad a lo largo de su vida laboral?

También se dice que la mujer es absentista, pero la literatura científica de las relaciones laborales nos dice que el absentismo está más vinculado a la categoría laboral que al sexo. Cuando las mujeres son una minoría dentro de un grupo de hombres, la mujer es vista como la representante de su género y se atribuyen las características de esta mujer a todas las mujeres. Los hombres tienden a olvidar las cualificaciones, méritos o experiencia de las mujeres que trabajan con ellos, mientras que recuerdan perfectamente su atuendo y apariencia física. Las mujeres directivas, o las que aspiran a serlo, se esfuerzan por ser eficaces para justificar su posición, pero si obtienen mejores rendimientos que los hombres temen suscitar reacciones contrarias. Si un directivo masculino no es brillante en su carrera esto no causa extrañeza, pero si una directiva es mediocre todos se fijan en ella y piensan que obstaculiza la marcha de la organización.

Para concluir, señalaremos otros estereotipos sobre el trabajo de la mujer, tan carentes de fundamento como los anteriores: son aquellos que señalan que las mujeres que trabajan no saben llevar bien su vida familiar, o que las mujeres son demasiado emocionales, o que son menos lógicas que los hombres. La primera reflexión que sugieren es: ¿a qué tipos de mujeres y de hombres se refieren?

Matilde Vázquez es responsable del Área de Estudios del Instituto de la Mujer.

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