800 millones se recaudaron en la feria de San Isidro
La recaudación global estimada de la feria de San Isidro, que terminó el pasado lunes, supera los 800 millones de pesetas. Esta cifra es indicativa del éxito económico del abono, en el que se puso el cartel de "no hay billetes" en 20 de los 25 festejos celebrados.Los ingresos no se circunscriben a la venta de entradas -aunque, lógicamente, este es el principal capítulo, con unos 750 millones de pesetas-, pues hay otros muy rentables, como son los correspondientes a las con tralas por diversos servicios, bares y alquiler de almohadillas y la venta de carne de las reses. Se calcula que el valor de las carnes superó los 17 millones de pese tas, si bien la empresa cogestionaria del coso, Toros Madrid SA, tiene hecha contrata por temporada en lo referente a este y otros conceptos.
Los festejos en que no se agotaron las localidades fueron los correspondientes a las novilladas celebradas los días 13, 17 y 18 de mayo, y las corridas de toros de los días 20 y 31, aunque en estos cinco espectáculos hubo gran asistencia de público, próxima al lleno.
La reventa ilegal funcionó en la misma o aún superior medida que otros años, pese a la informatización de las taquillas realizaúa en la presente temporada, cuya puesta en marcha consideró fundamental, para la eliminación de esta actividad delictiva, la Comunidad de Madrid, propietaria y cogestionaria de Las Ventas. Toros Madrid, SA, no aportó ninguna solución, por lo menos eficaz, al problema.
Revendedores visibles
Al contrario de lo que sucede en otros espectáculos, en los que los revendedores ofrecen las entradas al público discreta e incluso furtivamente, durante todos los días de la feria taurina los revendeclores de boletos de toros se situaban en lugares bien visibles y voceaban descaradamente su mercancía al público que iba llegando a la plaza. Eran lugares fijos las bocas de metro, la calle de Alcalá en sus últimos números y la escalinata que da acceso a la explanada de Las Ventas.A pesar de que este irregular comercio se realizaba de forma tan abierta y ostentosa, los dispositivos policiales para erradicarlo no tuvieron un resultado excesivamente brillante, primero poique no se erradicó en ningún caso -ni siquiera disminuyó de forma sensible- y segundo porque las detenciones de personas y los boletos incautados son de una cuantía proporcional insignificante, a juzgar por los datos que ha facilitado la propia Jefatura Superior de Policía. Según el mencionado organismo, a lo largo de la feria se detuvieron 41 revendedores, a quienes fueron intervenidas un total de 405 entradas, cuyo valor en taquilla era de 483.585 pesetas; es decir, boletos cuyo precio medio era inferior a 2.000 pesetas. Los días en que se efectuaron más intervenciones fueron ocho el 16 de mayo y siete el 19 de mayo.
Un total de 17 toros, de los 151 que saltaron al ruedo de Las Ventas durante la feria, fueron devueltos al corral, por inválidos o por falta de trapío, y muchos más fueron protestados, sin que el presidente de turno satisficiera las peticiones del público. Los presidentes Tejero, Lamarca, Moronta y Espada devolvieron cuatro cada uno, y sólo uno el presidente Font.
A pesar de los considerables ingresos de la feria, los mulilleros hubieron de trabajar prácticamente gratis. El propietario de las mulas y concesionario de este servicio de arrastre de los toros, Juan Anchuelo, manifiesta que no puede pagar a sus hombres porque las 21.000 pesetas por corrida celebrada que le paga la empresa sólo cubren el mantenimiento de los animales. "Y gracias", dice, "a que el Ayuntamiento me permite que las tenga durante toda la feria en el Parque del Oeste, sin cobrarme nada". Anchuelo echa de menos los tiempos en que fue empresario Martín Berrocal, del que comenta: "Al menos no incurría en mezquindades y pagaba aunque se suspendiera la corrida por lluvia, cosa que ahora no ocurre".
Babelia
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