¿Se está reduciendo la discriminación de la mujer en el mercado de trabajo?
El empleo se ha incrementado en una cifra similar, frente a una destrucción de más de 150.000 personas en el bienio anterior. Como el paro es el resultante de las dos variables anteriores, éste se ha estabilizado en los dos últimos años en valores absolutos, mientras en el período 1984-1985 creció casi en 600.000 personas.Un cambio tan espectacular como el que muestran estas cifras indica que la situación del mercado de trabajo es diametralmente distinta a la de hace sólo tres años. En estos momentos, al reto de la incorporación de ese volumen de casi 800.000 personas activas, la economía española responde con la creación de otros tantos puestos de trabajo. En períodos anteriores, al tiempo que aumentaban las personas de, sanimadas, que decidían permanecer en sus casas en vez de incorporarse a la actividad, el empleo decrecía de forma intensa. El resultado era un crecimiento importante del paro, aunque su intensidad quedaba parcialmente oculta por el descenso en la población activa.
Por el contrario, la importante creación de empleo registrada en los dos últimos años no se ha manifestado en las cifras de paro por la incorporación de los activos desanimados generados en períodos anteriores.
Una radiografia que diseccione el mercado de trabajo por sexos, con la información contenida en las más recientes publicaciones del Ministerio de Economía y Hacienda (encuesta de población activa, Análisis de las condiciones de vida y trabajo y La negociación colectiva de 1987:principales características económicas), permite llegar a un panorama concluyente: la mujer participa escasamente en el mercado de trabajo, y cuando encuentra un empleo ocupa un puesto escasamente cualificado o situado en el ámbito de la economía irregular.
Retribuciones inferiores
Según la EPA, sólo una de cada tres personas activas u ocupadas es mujer, siendo su presencia minoritaria entre los arquitectos, ingenieros, médicos y directores, mientras que es mayoritaria entre los ayudantes técnicos sanitarios (ATS), profesores, mecanógrafos, telefonistas y dependientes.
En las empresas de más de 200 trabajadores, la retribución media de las mujeres es inferior en una cuarta parte a la de los hombres, alejándose aún más en las categorías más cualificadas yacercándose hasta casi igualarse en las menos cualificadas.
En la economía irregular, la participación de las mujeres es dos veces superior a la de los hombres, y la probabilidad de incorporarse a la actividad irregular es doble para el sexo femenino que para el masculino. Además, su retribución también en este ámbito es notablemente inferior.'El número de mujeres que ganan menos de 25.000 pesetas al mes es 2,5 veces superior al de los varones.
Todos estos datos indican que en el mercado de trabajo, tanto regular como irregular, se discrinúna a las mujeres. La causas de esta situación son múltiples, pero pueden destacarse tres grupos de razones según su origen se encuentre en su situación relativa en las empresas, su nivel de cualificación o el funcionamiento institucional del mercado de trabajo.
Como consecuencia del papel que se le ha asignado a la mujeren la sociedad española, existe cierto rechazo a que participe en determinadas profesiones.
Además, en muchas empresas se dificulta su acceso por diversas causas, entre ellas por el establecimiento de jornadas rígidas, que impiden que muchas mujeres que desean trabajar con jornadas flexibles o reducidas lo pueden hacer, más cuando, según la EPA, la mitad de ellas comparte su ocupación con las tareas del hogar.
Las mujeres poseen un bajo nivel de cualificación profesional, que se deriva en gran parte del menor nivel educativo. De la población total mayor de 16 años analizada por la EPA, la proporción de personas analfabetas en el sexo femenino es el doble que en el masculino, mientras la proporción de mujeres con estudios superiores es la mitad que la de los varones.
El nivel educativo influye favorablemente en la posición relativa de los distintos colectivos en el mercado de trabajo: mientras las tasas de actividad de las mujeres analfabetas o sin estudios son tres veces inferiores a las de los varones, en los niveles de estudios superiores son prácticamente iguales.
Más mujeres
Este panorama, afortunadamente, está mejorando fuertemente en los últimos años. El mayor crecimiento económico, la moderación en los costes laborales y un marco más flexible en la contratación son factores que han posibilitado que los colectivos más discriminados en el mercado de trabajo, como son las mujeres y los jóvenes, se hayan beneficiado especialmente, alterándose su posición relativa de forma favorable.
Así, de cada 10 activos que se han incorporado al mercado de trabajo en los últimos dos años, nueve eran mujeres, frente a cuatro en el bienio anterior. En 1986-1987, de cada dos puestos de trabajo creados, uno de ellos ha sido ocupado por una mujer. En contra de lo que se viene sosteniendo, esta proporción se registra tanto en los nuevos empleos originados en el sector servicios como en el sector industrial.
Por otro lado, el panorama educativo -otra de las razones de la actual discriminación- ha cambiado sustancialmente. Así, sólo uno de cada seis de los alumnos matriculados en el curso pasado en las escuelas técnicas era mujer.
Por último, la eliminación en 1984 de trabas a la contratación a tiempo parcial ha supuesto un crecimiento espectacular en este tipo de contratación, beneficiando claramente al sexo femenino: de cada cuatro contratos de esta fórmula, tres han sido suscritos con mujeres.
Con un incremento del PIB para los próximos años del orden del 3,5% y el aumento en el nivel educativo que ya se está produciendo, la tasa de actividad femenina seguirá elevándose, con lo que se reducirá la diferencia existente con las tasas de otros países europeos, superiores como mínimo en 10 puntos a la española.
No sólo es necesario que los nuevos activos femeninos, para encontrar más fácilmente un empleo, tengan un mayor nivel educativo, sino que es imprescindible reconvertir a las mujeres desempleadas, ya que la mitad de las mismas nunca ha trabajado anteriormente. Por otra parte, es importante que continúe la moderación en los costes laborales, la potenciación de la contratación a tiempo parcial y que aumente la flexibilidad de la jornada laboral. Dada la estructura del mercado de trabajo, estos aspectos dependen mayoritariamente de las decisiones que los varones adopten en las empresas. Con estas medidas se genera empleo y se facilita la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo.
Finalmente, conviene señalar que la sociedad española va dirigiéndose de forma paulatina a un modelo en el que en muchas familias existan dos fuentes de ingresos complementarios. En la cuarta parte de las familias ocurre ya este hecho, correspondiendo la segunda fuente de ingresos mayoritariamente a la aportación de la mujer.
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