El presidente pide que se abran las iglesias cerradas
F. G. B., Ronald Reagan fue recibido ayer con repique de campanas y cantos de monjes en el monasterio ortodoxo de Danilov, adonde acudió -en un gesto de desafío al Kremlin- para pedir la apertura al culto de "miles de iglesias cerradas en la Unión Soviética o utilizadas para fines civiles".
En el corazón de un Estado oficialmente ateo, el presidente norteamericano pidió libertad religiosa para todas las confesiones, incluida la Iglesia católica ucraniana.
Este gesto, unido a una posterior recepción para disidentes celebrada en la Embajada norteamericana, hizo que el Kremlin suspendiera, hace unos días, un segundo encuentro previsto para ayer entre Reagan y Gorbachov.
"Confío en que el Gobierno soviético permitirá a todos los pueblos de la Unión Soviética adorar a su creador, como ellos quieran, en libertad", afirmó el presidente ayer en Moscú. Reagan contó una anécdota para explicar su fe en Dios.
"Algunas veces, cuando me encuentro con un no creyente, un ateo, estoy tentado de invitarle a la más maravillosa cena de gourmet imaginable: y preguntarle si cree que existe un cocinero que la ha hecho posible".
"Esperamos que pronto", dijo a los monjes de Danilov, el Vaticano de la Iglesia ortodoxa rusa, que la revolución convirtió en fábrica de frigoríficos y luego en inclusa, "se permita a todas las confesiones practicar libre y abiertamente su religión e instruir a los niños en los fundamentos de su fe".
El presidente confió en que la permitida vuelta al culto en Danilov presagie "una nueva era de libertad religiosa en la URSS". "Pero no sabemos si esta apertura será seguida por una primavera de libertad religiosa. Esperamos que la perestroika será acompañada por una reestructuración más profunda, un cambio en el corazón".
Ronald Reagan se apoyó en el escritor Alexandr Solyenitsin afirmando que la fe es tan esencial para la URSS como "la tierra rica y fértil".
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