Fermín, sastre de toreros
La sastrería de toreros Fermín, cuyo titular es Fermín López, de 55 años, es una firma muy acreditada en el mundo taurino. Entre patrones y tijeras, don Fermín lleva más de 25 años dedicado a este negocio, con su madre, bordadora de vestidos de torear. Las prendas de torear, muletas, capotes y monteras son los artículos que se ven en todos los rincones del local, un primer piso en pleno centro de Madrid, que destila un rancio sabor taurino."Se corta el retor, que es la entretela", explica Fermín López; "sobre el retor se corta el raso de nailon con el color elegido, y ya sobre el raso se bordan en oro o en plata las lentejuelas, el cordón y los canutillos. En la taleguilla -es decir, el pantalón del traje-, en la parte baja, al nailon se añade punto para darle más elasticidad al ajuste de la pierna. La rigidez que a primera vista se nota en la chaquetilla se consigue con varias entretelas que van pegadas unas con otras y que sirve para que no se ciña tanto al cuerpo del torero y le permita moverse a gusto. Los ornamentos colgantes", añade, "forman parte de la guarnición. Los alamares adornan el pecho de la chaquetilla, los hombrillos y la pierna de la taleguilla, y los machos son unas borlas que penden de hombrillos y taleguillas".
Trajes de oro, plata y azabache
El precio de los trajes viene a oscilar entre 160.000 y 200.000 pesetas, ya sean de plata o de oro. De los 48 colores de la gama, en la sastrería generalmente se trabaja con unos 15 colores. Los más demandados son los azules, cobres y granas.
Fermín les hace los trajes a Espartaco, Manzanares, El Soro, Esplá, Niño de la Taurina, Niño de la Capea, Juan Mora y Antoñete, entre otros. Curro Romero y Rafael de Paula encargan trajes con bordado de azabache. Luis Miguel Dominguín representó la innovación en el vestido de torear -dice don Femín-, porque implantó la moda del traje más ligero, por razones evidentes de comodidad. Ahora un traje viene a pesar cinco kilos.
Los capotes de paseo llegan a valer 300.000 pesetas, dependiendo de la cantidad y calidad del bordado. Se encargan capotes de paseo con imágenes de patronas y vírgenes, "aunque cada vez menos, ya no es lo que era". Antoñete siempre lleva bordada la imagen de la Virgen de la Paloma, como Litri llevaba la de la Virgen del Rocío y Diego Puerta la de la Macarena. El último artículo, absolutamente artesanal, es la montera, hecha totalmente de seda, cuya terminación puede durar hasta un mes, y que tiene un precio de 80.000 pesetas, y que a menudo se hace junto a la castañeta, también de seda, que es la coleta postiza.
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