Defensa de Paz
Si no hubiera leído recientemente el libro de Felix Grande La calumnia, quizá no hubiera entendido la dimensión terrible del artículo de Umbral del día 22 de mayo, titulado Paz. Hacía tiempo que no leía algo tan sucio y vil: acusar a Octavio Paz -de manera velada, como lo hace la cobarde calumnia- de agente de la CIA y de cobrar "en dolares una vez al año, o antes si hubiera peligro de muerte" (aparte de las demás lindezas, dignas de un hombre crítica y moralmente pobre) es algo que merece ser contestado.Todo el artículo de Umbral es una condena a muerte a Octavio Paz y un tremendo desconocimiento de su obra y de su biografía: Paz no vino a Europa a entrometerse, sino a defender la causa republicana, con el riesgo de su vida; Paz es uno de los pocos escritores de nuestra lengua que ha criticado -con argumentos- el poder, llamese PRI, Washington, Moscú o, incluso, los males de la democracia; Octavio Paz dimitió como embajador de México en la India en 1968, como protesta por la matanza de Tlatelolco, y escribió un libro lúcido y valiente, Posdata; ha criticado a Estados Unidos dentro del país, ha defendido siempre la democracia -que es un espacio plural, un espacio de diálogo y posibilidad de crecimiento-; Paz no ha defendido jamás (que Umbral demuestre lo contrario, si puede) ningún tipo de dictaduras y ha reivindicado la lectura de los escritores libertarios. Umbral, con una ceguera que alarma pero que no es nueva, le critica que no se haya comprometido ni con su siglo ni consigo mismo (que el lector repase El laberinto de la soledad y El ogro filantrópico para lo primero, y su poesía para lo segundo). Señor Umbral: usted acusa a Octavio Paz de cobrar dinero de la CIA o de Wall Street (típica figura retórica de la calumnia); pues bien, demuéstrelo, o de lo contrario yo le digo en mi nombre, y sé que en nombre de multitud de lectores de Paz, que usted es un embustero y un calumniador.- Madrid
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