Nuevas amistades

Madrid, 5 de mayo de 1988: miles de estudiantes se manifiestan de manera violenta por el centro de la ciudad exigiendo reformas en la enseñanza, mientras una huelga general (no secundada por UGT, of course) azota el país como nunca hasta este momento.Barrionuevo, desde su oficina, no lejos de los acontecimientos -como siempre, al pie del cañón-, despacha con algunos colaboradores: "José Antonio, ¿quién será el Marcuse ese que la está armando? Mi general, a la barriga, tiren a la barriga, hatajo de desmelenaos. ¡Habráse visto!".

Entre tanto, en su despacho de madera de nogal, arropado por centenares de libros de derecho, de economía política y un ejemplar de La Regenta, el Prohombre, saboreando una copa de excelente coftá, recuerda aquellos tiempos du Quaffier Latin, el amor libre, la imaginación al poder, viva el Che y tantas otras cosas tan, tan románticas, tan alejadas del apestoso prosaísmo de estos gamberros de hoy día, sólo pendientes de sus litronas, sus canutos y su cartilla del paro.

No lejos, el presidente del Banco OPA, cómodamente echado en su magnífica cama, conecta el pasado en su aparato de vídeo y vuelve a visionar aquellos preciosos días que ya no volverán (afortunadamente para él): le viene a la memoria cómo desvirgó a Colette entre susurros de Jacques Brel y citas de Reich. Y un poco más a la izquierda, según se sale, el ministro Tal firma comparecencias para consejos de guerra de jóvenes que se niegan a hacer el servicio militar, mientras, no sin una pequeña mueca de desdén, evoca el día en que pudo ver a Bob Dylan en la isla de Wight y los momentos en que, emocionado, cantaba Monsieur le président.- Andrés Pau Gutiérrez.