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Cerezo reconoce que cedió a presiones del Ejército para frenar el golpe de Estado

El presidente de Guatemala, Vinicio Cerezo, reconoce que ha tenido que ceder ante algunas presiones de los militares para impedir que fuese violentamente interrumpido el proceso democrático. Cerezo, que sufrió el miércoles pasado el primer intento de golpe militar en 28 meses de gestión, afirmó que el sistema constitucional conseguirá sobrevivir y que el presidente de la República seguirá siendo quien tome las decisiones, pero admitió que se "van a revisar algunas cosas", en el sentido de lo que solicitaban los oficiales golpistas.

Vinicio Cerezo, de 47 años, alternó momentos de brillantez con otros de cierto patetismo al explicar en la tarde del viernes ante un grupo de corresponsal esextranjeros que su Gobierno se había olvidado excesivamente de las necesidades de los militares y que ésta había sido una de las razones por las que algunos oficiales rebeldes se habían alzado con intenciones golpistas.Anunció que el mismo viernes transmitió instrucciones al fiscal general para que sea investigado un grupo de 11 militares y siete civiles presuntamente implicados en la intentona. Algunos de ellos pueden ser expulsados de las fuerzas armadas, pero la mayor parte serán sometidos simplemente a sanciones administrativas, y otros, según el propio presidente, podrían ser enviados a embajadas en el exterior.

Entre las concesiones de Cerezo a los militares se encuentra, de acuerdo con sus propias declaraciones, la inminente compra de seis helicópteros de combate, en los que se invertirán alrededor de ocho millones de dólares, así como piezas de repuesto para helicópteros antiguos y otro material militar. Para ello, dijo el presidente, probablemente tendrá que ser aumentado el presupuesto de Defensa el próximo año.

Una de las principales quejas de los militares golpistas, parcialmente representados por el grupo clandestino Oficiales de la Montaña, era que las unidades destinadas a la lucha contra la guerrilla habían sido abandonadas prácticamente a su suerte desde el advenimiento de un Gobierno civil, mientras que las autoridades se dedicaban a negociar con los alzados en armas.

Los militares protestaban por disponer de armamento anticuado y escaso para hacer frente al movimiento guerrillero. El presidente admitió que el Gobierno "se ha ocupado más de intentar estabilizar económicamente a Guatemala que, por ejemplo, de la compra de piezas de helicópteros para atender las necesidades de los militares correctamente".

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Cerezo, que ha intentado desde su llegada al poder un progresivo alejamiento del Ejército de la actividad política, en la que se mantuvo durante los últimos 30 años, dijo no sentirse preocupado por el hecho de que ahora se le pueda acusar de plegarse a las presiones militares. "Hay una máxima en política que aconseja dar dos pasos adelante y uno atrás", declaró el presidente."A mí no me eligieron para castigar al Ejército ni para destruirlo; me eligieron para conseguir objetivos, y si el Ejército está conmigo para eso, yo voy a estar con él, y si no, ocurrirá lo que Dios quiera", manifestó Cerezo.

Cuatro días después del intento golpista en Guatemala tiende a confirmarse la versión de que se trató de un aviso de un sector importante de las Fuerzas Armadas contra la política aperturista, de tímidas mejoras sociales y de negociación con la guerrilla puesta en marcha por Cerezo. Se trató de un mensaje que el presidente ha sabido entender. El presidente Cerezo asegura que existe coincidencia entre la opinión de su Gobierno y la del Ejército en que "no se puede dar a los grupos armados el tratamiento que ellos quieren".

El presidente guatemalteco manifestó que a lo único a lo que está obligado por los acuerdos de Esquipulas 2 es a "crear el procedimiento para que se dé la reconciliación nacional", pero no al diálogo directo con los alzados en armas. "No va a haber diálogo del estilo del de El Salvador", dijo.

Admitió, sin embargo, que en el proceso de reconciliación nacional pueda llegarse a un diálogo directo con la guerrilla cuando ésta abandone las armas y se incorpore a la actividad política como cualquier otro partido legal. El Ejército de Guatemala mantiene sobre este aspecto una posición inflexible.

En el campo de la política exterior, otro de los temas criticados por los militares, Cerezo anuncié que "no se van a producir cambios" y recalcó que se va a mantener una política muy pragmática.

[Ocho miembros del Ejército guatemalteco murieron y siete resultaron heridos cuando el vehículo en el que viajaban cerca del pueblo de Playa Grande, 300 kilómetros al noroeste de la capital, chocó con una mina colocada por la guerrilla, según fuentes militares, informa Reuter].

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