Las miradas de Ratzinger
, Egidio Vigané, superior de los salesianos, considerado como un "antecesor del Concilio" por su pasión por los problemas sociales de los jóvenes, es un hombre franco y cordial que ha pasado media vida en Chile.
El Papa aprecia su libertad de espíritu y hace dos años le convocó para que le predicara a él y a la curia romana los ejercicios espirituales, cosa que el superior salesiano recuerda con tremenda sencillez: "En realidad, me lo impusieron. Tuve que escribir 22 sermones. A mí me parecía curioso el ir a enseñarle al Papa y a los cardenales. Por eso me limité a comentar en voz alta lo que yo creía que podía ser útil para cualquier cristiano".
Dice que el papa Wojtyla escuchaba con gran atención, con la cabeza baja, y que le impresionaba cuando levantaba los ojos y le miraba. Y añade: "Cuando era Ratzinger, o Casaroli, o el sustituto Somalo quienes los levantaban, yo me decía: ¡pero para qué vengo a decir estas cosas!". A la pregunta de si le preocupaban más las miradas del Papa o las del cardenal Ratzinger, respondió: "Las del Papa, por supuesto. Además, Ratzinger se enfermó al segundo día y ya no volvió, y yo me dije: bendito sea Dios".