Carlos Fernández Casado, renovador de la ingeniería española, muere a los 83 años

Carlos Fernández Casado, ingeniero de caminos y académico de Bellas Artes de San Fernando, murió el pasado mes, a los 83 años de edad. Ingeniero de caminos, de telecomunicaciones, licenciado en historia y derecho, fue creador de innumerables puentes y estructuras y el introductor en España de las técnicas modernas del hormigón y de las técnicas del hormigón pretensado.

Entre los factores que más eficazmente han contribuido a la modernización de la España contemporánea hay que resaltar la acción de los ingenieros de caminos, a los que popularmente todo el mundo reconoce una sobresaliente capacidad técnica, pero, a veces, no cómo esta preparación científica estuvo siempre integrada, o al menos hasta épocas muy recientes, dentro de una visión humanista de carácter totalizador. Hay muchos ejemplos que así Io avalan, pero basta para demostrarlo el del insigne ingeniero Carlos Fernández Casado, célebre ciertamente por el diseño y construcción de puentes y de estructuras metálicas y hormigón armado (recuérdense, por ejemplo, entre otros, los puentes del Guadiana, en Mérida; Palmones, en Pisuerga; Tajo, en Fuentidueña; Odiel, en Gibraleón; Tinto, en San Juan del Puerto; La Aljaba, en el Guadalquivir, etcétera. O las estructuras de los ministerios de Obras Públicas, Aire, Vivienda, Justicia; facultad de Filosofía y Letras, Escuela de Arquitectura; tribunas de los estadios del Real Madrid y Athlétic de Bilbao; torres de Colón; scalextric de Madrid, etcétera).Pero, además de esta ingente labor constructiva, Fernández Casado ha sido también un investigador incansable, tanto en las materias de su especialidad como en otras muchas cuestiones de estética, arqueología, historia, etcétera. Por de pronto, además de las titulaciones en ingeniería de caminos, electricidad y telecomunicaciones, Fernández Casado se licenció en filosofía y letras y derecho, y consecuentemente, dentro de su amplísima bibliografía, con más de 15 títulos, abundan los temas de estética, arqueología e historia. Son clásicos sus estudios sobre acueductos y puentes romanos, refundidos en una obra magistral, publicada cuando tenía 78 años, con el título de Ingeniería hidráulica romana. La arquitectura del ingeniero y La historia del puente en España son asimismo otras de sus más célebres obras.

Por todo ello, tiene razón José Antonio Fernández Ordoñez cuando compara la labor de Fernández Casado con la realizada en el siglo pasado por Eduardo Saavedra, y destaca en él "un admirable equilibrio entre una honda serenidad clásica y un idealismo ferviente". Fernández Casado merece, pues, ocupar un lugar de honor entre los grandes ingenieros españoles, como Ildefonso Cerdá, E. Saavedra, C. M. Castro, Alzola, Echegaray, conde de Guadalhorce, Torres Quevedo, Arturo Soria, Eduardo Torroja, etcétera.

A veces uno piensa si la burocratización profesional de los ingenieros no acabará con esta magnífica floración, pero el ejemplo de Fernández Casado ha marcado una huella decisiva en las generaciones posteriores, y así aún hoy podemos contar con notables ingenieros humanistas de la talla de Fernández Ordóñez, Juan Benet, Goicolea, Martínez Calzón, etcétera.