Salinas promete una "nueva cultura política" para México, basada en el pluralismo
El candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la presidencia de México, Carlos Salinas de Gortari, concluye esta semana su gira electoral de ocho meses por todo el país con el compromiso de respetar los resultados de los comicios del próximo mes de julio y de "promover una nueva cultura política basada en el pluralismo".
Salinas, de 40 años, llega a la recta final de su campaña poniendo énfasis en que, durante su mandato, México se democratizará y se modernizará política y económicamente. Más presionado que ninguno de sus predecesores por el empuje de dos candidatos de, oposición con demostrado arraigo popular -Cuauhtémoc Cárdenas, por el Frente Democrático Nacional (centro-izquierda), y Manuel Clouthier, por el Partido de Acción Nacional (derecha)-, Carlos Salinas ha prometido durante su gira por el Estado de Sonora, el último que le quedaba por visitar, que "el PRI defenderá, con la ley en la mano, las victorias de nuestros compañeros de partido, y si con la ley en la mano se demuestran otras victorias de otros partidos, entonces se reconocerán".La semana anterior, en lo que ha, sido considerado como el discurso más importante durante toda su campaña, Salinas explicó en. Puebla que "la democracia electoral mexicana es un proceso inacabado, en evolución, con perspectivas abiertas para adaptarse al cambio que su propia acción genera". Sin embargo, con objeto de tranquilizar a los sectores más reticentes de su propio partido, Salinas añadió: "Conduciré los cambios que interesan al pueblo. No cederé ante presiones ni haré cambios sin la adecuada preparación".
Para algunos observadores resultan palabras nuevas o, al menos, dichas con más contundencia y en un clima distinto al de elecciones anteriores. Salinas, que alcanzó la candidatura con la oposición abierta de importantes sectores sindicales y del aparato del PRI, ha insistido durante la campaña, en acabar con caciquismos y abusos de poder, y ha reconocido, en privado, que su partido está desgastado, anquilosado y necesitado de una urgente renovación si no se quiere perder el poder. Por primera vez circula aquí, como hipótesis razonable, la posibilidad de que Salinas sea el último presidente del PRI si no se realiza el cambio que el país parece estar reclamando.
El primer reto
La candidatura de Salinas ha sido vista con optimismo por algunos círculos críticos al sistema, que creen ver la luz de la apertura y de la renovación, pero parece mucho más dificil que el aspirante del PRI a la presidencia haya conseguido vencer la gruesa capa de escepticismo de los votantes mexicanos. Un miembro del entorno del candidato reconocía que "para vencer ese escepticismo vamos a tener que demostrar nuestras palabras con hechos, y el primer reto van a ser los resultados electorales". Esta misma fuente afirma que Salinas está "absolutamente decidido" a respetar escrupulosamente las cifras que arrojen las urnas, y se vaticina ya una victoria del PRI por el menor margen que haya conocido este partido.Una encuesta publicada recientemente por un diario independiente daba un 36% de los votos para Salinas, un 32% para Clouthier y un 29% para Cárdenas. Pocas semanas después, un sondeo del PRI le otorgaba a su candidato alrededor del 65% de los sufragios.
Antes del reto de los resultados electorales, Salinas ha fracasado en su intento de hacer una campaña electoral más convincente, más cercana al pueblo y más barata. Los principales males de la política mexicana se han vuelto a dar cita en esta campaña: el acarreo (la incentivación para acudir a los mítines) y el uso de fondos públicos en beneficios del PRI.
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