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El alcalde de un pueblo salmantino, condenado por cercar un santuario

La Audiencia provincial de Salamanca ha condenado al alcalde y a tres concejales del ayuntamiento de Horcajo Medianero a una pena de seis años y un día de prisión por impedir que un juez retirara una cerca que separaba tierras comunales de otras utilizadas por el obispado de Salamanca, en una ejecución de sentencia.

Los cuatro condenados, José Vaquero, Raúl Díaz, Pedro Rodríguez y Jesús López, estuvieron ya tres días en la cárcel en septiembre cuando acudieron a Salamanca a declarar y se les comunicó que estaban procesados por un posible delito de atentado. Cuando salieron del juicio, el pueblo se congregó para recibirles y aseguró que si algo pasaba a sus representantes tendrían que condenar a todos los vecinos.

La sentencia se conoció ayer en Salamanca. La Audiencia considera excesiva la condena, pero advierte que es la mínima que corresponde a un delito de atentado, por lo que pedirá al Gobierno que la conmute por un año. El defensor de los ediles, Carlos González Cobos, ha anunciado que recurrirá.

El conflicto tiene su origen en un litigio por los terrenos de una finca entre el Obispado de Salamanca -que tiene allí un conocido santuario, el de Valdejimena- y el pueblo -de menos de 500 habitantes-, propietario de la finca Boyál de 220 hectáreas, en la que se encuentra el lugar.

Días de romería

Tras un pleito en el que el Obispado reclamaba la propiedad del terreno de acceso a los edificios del santuario, la Audiencia Territorial de Valladolid reconoció que, siendo de propiedad municipal, debía tener cargas de servidumbre de paso y uso para peregrinos o visitantes. El ayuntamiento había rodeado con cercas la dehesa popular, aunque los accesos estaban libres y en días de romería se abrían las vallas para dejar entrar a los coches y a las personas.El titular del juzgado número 1 de Salamanca decidió ejecutar la sentencia personalmente y retirar las cercas. Pero según el testimonio de sus diligencias, que luego dio pie al juicio contra alcalde y concejales, cuando llegó a Valdejimena se encontró con "una masiva presencia de gente", que "portaba palos y cayadas" e iba "acompañada de perros".

Los vecinos niegan que fueran enfrentarse al juez. Sólo querían evitar que el ganado se escapara sin las vallas. Pero Argimiro Domínguez pidió hablar con algún responsable y fue el alcalde y sus tres compañeros quienes se acercaron. Finalmente el juez decidió regresar a Salamanca y ejecutar la sentencia.

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