'La edad del susto'

EL PAÍS publica muy a menudo, y les doy las gracias por ello, las cartas al director de jóvenes desahogando su rabia y miedo ante su inminente incorporación a filas, de soldados ya licenciados relatando sus desagradables experiencias en los cuarteles y de objetores de conciencia; pero, sin embargo, nunca hasta la fecha, por lo menos que yo recuerde por el contrario, había publicado una apología a favor de esta imposición del Estado que han de soportar los jóvenes varones sanos, como la que se recoge en la carta de Jesús Pastor, en la edición del viernes 15 de abril.Aclara Jesús Pastor que él no es joven ("... yo volvería a hacerlo si volviese a tener 20 años..."), lo cual es muy revelador, al tiempo que una considerable ayuda para confirmar mi certeza de que esta carta no podía haber sido escrita por un joven. Es curioso cómo todas las personas que quieren verle un lado bueno al servicio militar se apoyan en el viejo tópico de "jóvenes de distintas regiones y clases sociales reunidos y conviviendo...", que yo pensaba que las noticias de extorsiones, amenazas y novatadas entre la tropa habían hecho callar, pero no para el señor Pastor, que usa el término bromas para referirse a las novatadas que tan de actualidad estuvieron en febrero, a raíz del recluta al que le quemaron los testículos, o el recluta al que se le puso ácido en una botella, que son sólo dos ejemplos de las atrocidades que bajo ese nombre se cometen y que se han convertido en un fenómeno patológico a estudiar.

Sería muy interesante que el señor Pastor enviase un post scriptum de su carta aclarando si tuvo un lapsus al escribir que el joven que ha de incorporarse a filas no debe sentir miedo, que el que debe sentir miedo es el joven que no ha de incorporarse por sufrir alguna enfermedad, o lo escribió a conciencia, pues me he quedado muy sorprendido. ¿Se puede sentir miedo por unas dioptrías? ¿Se refiere a enfermedades graves?

Realmente, el señor Pastor no parece tener las ideas muy claras, ni una diáfana visión de la realidad social ni de la opinión juvenil sobre este doloroso tema, sin duda, porque si no su carta hubiera sido muy diferente. Quizá el que él no sea joven y no sufra ahora este problema, aunque lo sufriera cuando lo fue, sea la razón. Reconozco que mi posición no es ni parcial ni neutral; no puede serlo, pues soy objetor de conciencia, pero yo, por lo menos, soy joven, un joven varón que como todos los jóvenes varones de nuestro país, como todos, está en contra del servicio militar.-

Objetor de conciencia.