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Presencia Gitana logra detener un desalojo de chabolas en Vicálvaro al pedir la orden judicial

Amelia Castilla

Miembros de Presencia, Gitana lograron detener ayer el desalojo de siete chabolas del asentamiento de Vicálvaro que ordenó el concejal del distrito cuando los funcionarios municipales habían derruido dos de ellas. Presencia Gitana pidió una orden judicial y, al no poseerla, los funcionarios desistieron por indicación del propio concejal, Victorino Granizo. "Parece que el decreto de un concejal no es un elemento total pan conseguir el derribo", aseguró Granizo poco antes de abandonar la zona. "Recabaremos una orden juducual".

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La oposición de los vecinos y los enfrentamientos verbales no impidieron que dos familias gitanas fueran sacadas de sus casas y derruidas las infraviviendas que habitaban. La operación se realizó en medio de una fuerte presencia policial en torno al poblado, conocido popularmente como Guarrerías Preciados, donde viven cerca de 200 familias.El desalojo se realizó por decreto de Victorino Granizo, concejal del distrito de San Blas, que acudió al lugar tras ser avisado de que los vecinos se resistían a la operación.

El concejal aseguré allí que el derribo de la.s viviendas estaba pactado con el Consorcio para el Realojiamiento de Población Marginada, y que las dos familias afectadas habían firmado un documento en el que se mostraban a favor del desalojo y su posterior traslado a Los Cañaverales, una zona habilitada para el realojamiento de chabolistas. Granizo criticó las condiciones infrahumanas en las que sobreviven las familias de la zona y explicó que la intención de la junta era realojarlas en un lugar más digno.

Presencia Gitana, sin embargó, acusé a la junta de distrito de conseguir las firmas de los vecinos en un escrito bajo coacciones y amenazas". Manuel Martín Ramírez, uno de los dirigentes de esta asociación, aseguró que las presiones recibidas por los habitantes de las chabolas se habían denunciado en el juzgado de guardia.

Los gitanos del poblado que fueron testigos del desalojo de las dos viviendas citadas aseguraron qui "los policías sacaron a la gente de las casas tirándola del pelo y en medio de insultos".

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Otra mujer describía así a los funcionarios de la junta: "Señores muy malos que se han dedicado a darnos empujones y gritos".

Portavoces de la asociación Presencia Gitana que acudieron al lugar de los hechos y consiguieron parar la demolición de las chabolas aseguraron que el Ayuntamiento, "por debajo de las buenas palabras, pretende realizar una burda operación especulativa; sólo quieren liberar suelo para posteriormente venderlo al sector terciario".

El Consorcio para el Realojamiento de Población Marginada ha realizado un censo de todas las familias chabolistas de la ciudad, que en un plazo de seis años serán realojadas en otras zonas. Presencia Gitana explicó que a los gitanos, "por sus Condiciones especiales de vida -muchos de ellos viajan durante el año a otras zonas del país para trabajar en labores agrícolas-, se les concede un estatuto de seminómada por el que se les permite alquilar una parcela, donde tienen derecho a construir una chabola, en Los Cañaverales".

"La Jungla"

Unas 80 familias procedentes de distintos barrios de Madrid han sido realejadas en Los Cañaverales, una zona situada en la carretera de Vicálvaro a Rivas-Vaciamadrid. Algunas personas han recibido una vivienda de una sola planta con tres habitaciones. Las casas tienen suelo de terrazo, agua corriente y cuarto de baño. Uno de los habitantes de Los Cañaverales, zona que se conoce como La Jungla, aseguró que fue desalojado hace dos meses de una chabola en San Blas y que paga un alquiler de 4.000 pesetas. La misma persona explicó que en la vivienda viven tres familias.

El barrio, que algunos califícan como un gueto, tiene algunas calles asfaltadas, una cabina de teléfonos y juegos infantiles. A la puerta de las casas se ha instalado un mercado de mobiliario sanitario, y su venta se anuncia en grandes carteles situados al lado de,la carretera. Algunos vecinos aseguraron ayer que se encontraban "muy solos y muy lejos de la ciudad".

Muchas familias, sin embargo, no han recibido una vivienda y han tenido que construirse chabolas idénticas a las que dejaron para poder vivir en La Jungla. Se surten, de agua de una fuente y no tienen luz si no la enganchan clandestinamente.

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