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"La sangre no detendrá las reformas", dice De Mita tras el asesinato del senador Ruffilli

Juan Arias

"La sangre no detendra las reformas", ha sido el comentario del nuevo presidente del Gobierno el democristiano de Mita, al conocer el asesinato de su correligionario el senador Roberto Ruffilli que era su principal colaborador en la delicada cuestión de los cambios institucionales que será una de las claves de su mandato.

Los asesinos hicieron arrodillarse al senador antes de ejecutarlo de tres tiros en la nuca en su casa de Forli. Los investigadores no tienen dudas de que los responsables del crimen -cuyo parecido con el asesinato de Aldo Moro subrayaba ayer toda la Prensa, por tratarse también esta vez de un símbolo- han sido las Brigadas Rojas para la Construcción del Partido Comunista Combatiente, tercera generación de las Brigadas Rojas históricas de Franceschini y Curcio.En el caso Moro, las brigadas de Mario Moretti -según algunos datos manejadas por los servicios secretos caídos en la red de la logia Propaganda Dos, de Licio Gelli- intentaron impedir la entrada comunista en el Gobierno. Ahora, parece que el tiro iba dirigido contra De Mita, cuya estrategia política es hacer participar a los comunistas en una reforma de la Constitución que permita por fin la formación de dos bloques que puedan alternarse en el Gobierno, acabando con la eterna condena del partido comunista de tener que estar siempre en la oposición, sin poder participar plenamente en el juego político.

Parece ser que las Brigadas Rojas, en el déciniclámiversario de la muerte de Moro, querían repetir el golpe con De Mita, considerado el verdadero heredero ideológico del famoso estadista asesinado.

Cambio de objetivo

Hace sólo unos meses, la policía detuvo al brigadista rojo Fosso en las cercanías de la casa romana de De Mita, con documentos en el bolsillo que demostraban que estaba estudiando el secuestro del secretario democristiano. 1

Probablemente a causa de las medidas de seguridad tomadas en aquella ocasión, los brigadistas cambiaron de objetivo y decidieron atacar al personaje más cercano al nuevo presidente del Gobierno, un catedrático de Ciencias Políticas apreciado incluso por la oposición comunista. El senador Ruffilli, según coincidió ayer la mayoría de los observadores, era sólo un intelectual amante del diálogo que había convencido a De Mita de la necesidad de ofrecer, mediante una reforma constitucional a fondo, la posibilidad de acabar con la actual democracia bloqueada, generadora de tantos escándalos y misterios.

Cuando De Mita, hace seis años, le pidió que entrara en su partido y le ofreció ser senador, Ruffilli, que había dedicado toda la vida a la universidad, le pidió que le ahorrara el tener que entrar en la "baja política de los grupos internos de poder". Por eso era considerado un intelectual prestado a la política, incapaz de protagonismo y de desbordante humanidad y simpatía.

El director del diario Il Mattino de Nápoles, Pasquale Nonno, amigo personal de De Mita, escribió ayer que en Italia la violencia se presenta cada vez que "se abren perspectivas de cambio para navegar hacia una democracia completa", y añadía que "alguien, dentro o fuera de Italia, tiene interés en que este país siga desestabilizado" y el partido comunista quede congelado en la oposición.

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