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Reportaje:

La última plaga del desierto

La región más dañada por las nubes de langosta es Tinduf, base de los campamentos saharauis

El día se convierte en noche, y los sembrados, en tierra calcinada. Un centenar de avionetas y helicópteros descarga toneladas de polvo, sin otra pausa que la necesaria para repostar combustible. Miles de infantes, con trajes aislantes y cubiertos con máscaras, se enzarzan en el combate cuerpo a cuerpo. Los estados mayores de Rabat, Argel, Túnez y Nuakchot marcan los planos con cadáveres del enemigo. La guerra es sin cuartel. Agrupadas en nubes de 50 kilómetros de largo por tres de ancho, las langostas remontan el noroeste de África.

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La langosta ha hecho milagros. Las armas que sirven para matar seres humanos guardan silencio en el antiguo Sáhara español. Los países magrebíes -Marruecos y Argelia en particular- dejan de lado sus querellas y comienzan. a coordinar sus campañas.La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) decreta el "estado de alerta general". A perro flaco todo son pulgas.

El recorrido de las espesas nubes de langostas que azotan la mitad superior de África tiene un singular paralelismo con el de las guerras que allí se desarrollan.

Los voraces y viajeros acrídidos fueron detectados el pasado verano en Eritrea, una región etíope en rebelión contra el poder de Adis Abbeba. Luego se desplazaron al sur de Sudán, marco de una revuelta armada contra el Gobierno de Jartum. Pronto alcanzaron el Chad, donde se enfrentan los naturales del país y los libios del coronel Gaddafi.

Los insectos llegaron al Magreb por la zona del desierto situada al norte de Mauritania y al sur de Marruecos y Argelia. Es el antiguo Sáhara español, reivindicado por el Reino de Marruecos y los combatientes independentistas del Frente Polisario. Hasta el presente, los tres países magrebíes citados no habían coordinado sus acciones anti-langosta, a causa de la disputa sobre el territorio donde la plaga ha enrraizado.

Lluvias abundantes y vientos cálidos dieron, a finales del pasado invierno, nuevo brío a los acrídidos, que en la actualidad avanzan hacia el norte de Marruecos, Argelia y Túnez. Toda la fachada suroccidental de Europa podría verse amenazada, ya que, si cuentan con vientos favorables, las langostas pueden volar sin escala hasta 2.000 kilómetros. Sicilia y Malta, en particular, están a su alcance. La FAO recuerda que hace 30 años la langosta provocó en el Sahel, el Africa subsahariana, una crisis de alimentos que se prolongó una década. Las prósperas cosechas que esta temporada esperan los países magrebíes están en serio peligro.

Una nube de un kilómetro de esos insectos come diariamente cien toneladas de materia vegetal.

Hambre de pájaros

Los insecticidas empleados no parecen suficientes para detener el actual avance de la langosta. La FAO ha recomendado la pulverización con dieldrina, un discutido producto cuyo efecto perdura durante varías semanas. El problema de la dieldrina es que está prohibida por la comunidad internacional. Su eficacia va pareja con su toxicidad. La dieldrina mata de hambre a los pájaros, al privarles de su alimento, y contamina a los animales mamíferos.

Marruecos ya ha tratado con insecticidas corrientes 850.000 hectáreas de su territorio; Argelia otras 350.000. Las zonas afectadas en ambos países son, sin embargo, el doble. Hace unos días la ciudad mauritana de Nuadibú estaba enteramente infestada, y gigantescas nubes de insectos sobrevolaban la capital, Nuakchot. La plaga ha sido también localizada a menos de 150 kilómetros de la ciudad de Túnez.

Un principio de cooperación entre los países rivales de Argelia y Marruecos comenzó la pasada semana, cuando el ministro del Interior del Reino jericiano se desplazó a Argel. Establecieron un provisional alto el fuego en el antiguo Sáhara español. Los aviones disponen de libertad de movimientos para actuar en las zonas fronterizas conflictivas.

El Frente Polisario ha suspendido sus acciones arín adas contra los muros marroquíes. La región argelina más dañada por la plaga es, precisamente, la de Tinduf, base de los independentistas saharauis.

Fusiles y cañones callán en el desierto núentras se activa la lucha contra el enemigo común en forma de langosta.

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