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TRAGEDIA EN UN PASO A NIVEL

Mueren 10 niños y 5 adultos al arrollar un tren a un autobús que llevaba escolares de excursión

Diez niños de tres a cinco años, cuatro maestras -una de ellas embarazada- y el conductor del autobús en el que viajaban fallecieron ayer al ser arrollados minutos después de las once de la mañana por un tren rápido de Renfe en un paso a nivel sin barreras, pero señalizado con un stop, en las afueras de Juneda, a unos 20 kilómetros id este de Lérida. En la colisión también resultaron heridos 15 niños -cuatro de ellos de gravedad- y un viajero del tren. Las víctimas procedían de Lérida y se dirigían a una granja-escuela situada a unos pocos centenares de metros del lugar donde se produjo el choque. Se trata de un camino vecinal de tierra que une Juneda con la localidad de Puigvert en un paraje poblado de arbustos y manzanos secos.

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Relación de víctimas

Aparentemente, el conductor del autobús, Francisco Cervilla Moreno, no respetó la señal de stop situada en el cruce. El maquinista del tren rápido número 7.550 que cubría la línea Zaragoza-Barcelona, frenó el convoy antes de llegar a la intersección e hizo sonar repetidamente su bocina, según fuentes de Renfe, pero el accidente fue irremediable. Las mismas fuentes informaron que la visibilidad en este paso a nivel es de 600 metros a ambos lados.La colisión se produjo a las 11.10 horas, cuando el autobús Ebro L-9489-C, que procedía de la guardería Els Ángels, de Lérida, se dirigía a la granja-escuela Les Obagues, situada a unos cinco kilómetros de Juneda. El vehículo en el que viajaban las víctimas pertenecía a la compañía propiedad del propio conductor: Autocares Cervilla.

Fuentes de la Jefatura de Tráfico de Lérida informaron que el autocar fue matriculado en julio de 1975 y había pasado la última revisión técnica el 22 de febrero pasado. El conductor y propietario del vehículo, Francisco Cervilla, había pasado la revisión de su permiso de conducir en octubre del pasado año. Sin embargo, en su expediente no figura el permiso especial para conducir vehículos destinados al transporte escolar. Las mismas fuentes desconocían ayer si el vehículo disponía o no de autorización para dedicarse a esta actividad.

El autocar, ocupado por 24 niños y cinco adultos, fue divisado por Juan Pujol Vallés, el maquinista del tren, que había salido de Lérida unos minutos antes y cubría el trayecto Zaragoza-Barcelona Término. Según empleados de Renfe, el maquinista hizo sonar el cláxon de su máquina en repetidas ocasiones, pero el autobús, que en un principio hizo un intento de detenerse, se cruzó en la vía. El análisis de la cinta Teloc -equivalente a la caja negra de los aviones- permitirá saber cuándo se inició la frenada del convoy, compuesto por una máquina y tres vagones. "Las areneras [sistema de frenado] de la máquina estaban vacías" explicó Josep Maria Carol, gerente de riesgo de Renfe. A juzgar por el estado del autocar tras la colisión, el -accidente debió ser brutal. El vehículo salió rebotado de la vía. El volante, el motor, la caja y los asientos del vehículo saltaron por los aires. Los ocupantes también salieron despedidos y los cuerpos se esparcieron a lo largo de 100 metros de vía El encontronazo dejó descalzos a casi todos los ocupantes del autocar y numerosas zapatillas deportivas infantiles quedaron esparcidas por la zona. La mitad de las víctimas murió en el acto

"Cuando llegué sólo había polvo", explicaba Pere Reig, empleado de la granja Les Obagues. Según su relato, "había cuerpecitos por todos los lados, algunos heridos lloraban, era horroroso"

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En la zona de Juneda, según Josep Gelonch, el alcalde de esta localidad frutera, hay 11 pasos a nivel sin barrera. Hace tres años, la muerte de Francesc Mels, un joven de 16 años también arrollado por un tren, fue la causa de que el Ayuntamiento y Renfe pusieran señales de stop en todos estos pasos ferroviarios. La operación costó 600.000 pesetas, según Antoni Gorgues, un payés de Juneda.

Escenas dramáticas

A las 12.30 horas, una hora y 20 minutos después de producirse e accidente, los heridos habíar sido trasladados a la residenci sanitaria Arriau de Vilanova, eir Lérida, donde se produjeron escenas de gran dramatismo a la llegada de los familiares de las víctimas, que desconocían la suerte de sus hijos. El juez Francisco Acín, titular del Juzgado número 2 de Lérida, intentó evitar, incluso físicamente, que los fotógrafos tomaran instantáneas de la catástrofe.

El gobernador civil de Lérida, Josep Ignasi Urenda, reconoció que en Lérida aún hay centenares de caminos vecinales que cimzan las líneas férreas, pero añadió que a pocos centenares de metros del lugar del accidente había un paso elevado que permitía cruzar la vía sin peligros.

Tres horas después del accidente, en el centro de Juneda, decenas de agricultores jugaban a la botifarra, en el bar Rosinach. El juego de naipes más popular de Cataluña y el murmullo de los jugadores sólo cesaba cuando las noticias de televisión hacían referencia al accidente.

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