Caleidoscopio en la claraboya

Hoy, la cultura del mercado origina un mercado de la cultura, a menos que sea al revés. Para Europa, que navega según los humores entre una identidad cultural incierta y una realidad económica dubitativa, tal es el punto de partida. Pero, como necesita demostrar que el camino se hace al andar, Europa quiere estar en todas partes, aún más en el centro de todo. Por eso la existencia del Año de la Televisión Europea parece preprogramado por las instituciones de Bruselas: ¿acaso no es la televisión una maravillosa y universal mezcolanza donde todecse junta, la gran industria con el ingenio, la cultura con los intereses bien entendidos? Por ello, si la televisión es para Europa unespejo, ahora sólo es ub espejo roto, al cultivar cada pais su jardín de medios con un esmero celoso del vecino, incluso abasteciéndose del mismo supermercado americano. No es fácil unir los trozos, como se han dado cuenta los pioneros de la televisión europea por satélite que sobreviven bajo una inyección de capital. La retirada más o menos decidida por los Estados de lo audiovisual deja vía libre ja iniciativas privadas. Algunas se anuncian espectaculaxes y puede que prometedoras... en cuanto a los fabricantes del hardware. Pero es el soft el que presenta problemas. Sobre todo ese soft tan hard que es el idioma. Si el porvenir de la televisión en Europa es apasionante de seguir, es porque representa para ella una verdadera nueva frontera. 22 de marzo