La compañera de Labade declara ante un tribunal que policías españoles dirigían a los GAL
VICTORINO RUIZ DE AZÚA Funcionarios de policía españoles dirigían las actividades terroristas de los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) según la principal testigo en el juicio por asesinato iniciado ayer en Pan (Francia) contra Jean-Philippe Labade, considerado uno de los cerebros de la organización, y dos presuntos mercenarios, Patrick de Carvalho y Roland Sampietro. De Carvalho, el único que ha confesado su participación parcial en los hechos, reconoció ante el tribunal que el objetivo de los GAL era forzar la expulsión de los exiliados vascos por las autoridades francesas.
Labade y De Carvalho están acusados del asesinato de Xabier Pérez de Arenaza, perpetrado en Biarritz el 23 de marzo de 1984, el primero como inductor y cómplice y el segundo como autor material. El primero, agente inmobiliario, de 38 años, ha sido condenado en Portugal a cuatro años de prisión por complicidad con un grupo de mercenarios de aquel país que él mismo organizó para los GAL, presuntamente por encargo del subcomisario de Bilbao José: Amedo.Labade y De Carvalho, junto con Roland Sampietro, son considerados también autores del atentado con una bomba que costó la vida a Tomás Pérez Revilla en la misma ciudad vasco francesa, el 15 de junio siguiente. De Carvalho, de 28 años, es un antiguo paracaidista destinado en Senegal y Líbano que asegura haber actuado contra ETA movido por el recuerdo de sus compañeros muertos por terroristas palestinos.
Sampietro, de 36 años de edad, con un historial de pequeños negocios fracasados, es considerado por la policía un hampón de poca monta.
El testimonio de la compañera sentimental de Labade, Marie-Jearnie Cassiede, ha resultado decisivo para que la policía y los jueces franceses pudieran sentar en el banquillo de los acusados a quien consideran el agente responsable de los GAL en el País vasco francés, encargado del reclutamiento de los mercenarios, la organización de los atentados y la cobertura posterior de los autores.
Cassiede no sólo ha revelado la implicación de su antiguo amigo en los dos atentados cuyo examen judicial comenzó ayer. También ha puesto de manifiesto las relaciones frecuentes de Labade con policías españoles, a quienes visitaba en Irún (Guipúzcoa) D iba a encontrar a la. frontera hispano-francesa. Las aportaciones de la mujer al sumario han ido ampliándose con el tiempo pese a haber recibido frecuentes amenazas telefónicas anónimas, igual que otros testigos fundamentales en procesos anteriores contra los GAL.
El auto de procesamiento recoge su declaración sobre varios viajes a España, en compañía de Labade, para que éste celebrara reuniones con funcionarios de policía. El agente de los GAL, según el testimonio de Marie-Jeanne Cassiede, se trasladó a un lugar- próximo a Irún para mantener encuentros ole este tipo en febrero de 1984, antes del asesinato de Pérez Arenaza, y en mayo del mismo año, pocas semanas antes de la explosión del artefacto que costó la vida a Pérez Revilla y causó heridas de diversa consideración a otras 10 personas, un exiliado vasco español y nueve ciudadanos franceses.
Entre los elementos incorporados al auto de procesamiento figura un incidente protagonizado por Labade, ya conocido. Gracias a la intervención del teléfono de uno de sus amigos, la policía francesa des cubrió con antelación una reunión que debía mantener con sus contactos españoles el 22 de mayo de 1984, en el puerto fronterizo de Ibardin, en Navarra.
La placa de matrícula
Después de arduas investigaciones, el juez de Bayona logró establecer que el automóviles Citroén GS empleado por los interlocutores del sospechoso para trasladarse al lugar de la cita llevaba una placa de matrícula asignada a la brigada de información antiterrorista de la comisaría de Bilbao, donde se encuentra destinado José Amedo, aunque los dos ocupantes del vehículo nunca han podido ser identificados.
Una operación para capturar a los colaboradores de Labade en España fracasó después de que fuera comunicada por el mismo juez de Bayona a un colega de Pamplona, con objeto de que alertara a la policía española. La policía francesa descubrió una cita de Labade con una persona residente en España, que se hacía llamar Goiti, en el puesto fronterizo de Dancharinea (Navarra).
Goiti no acudió a la cita y rompió todo contacto con el agente francés de los GAL, alertado gracias a una filtración que medios judiciales franceses han atribuído siempre a la policía española.
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