Un nuevo reto

Lo primero que impresiona en un concierto de La Frontera es su capacidad para conectar con un público que demuestra desde hace años su fidelidad al grupo madrileño. Esta entrega incondicional de los espectadores que abarrotaron el recinto del Rock Club hasta colgar el cartel de "No hay entradas", obligó a La Frontera a mantener su habitual ritmo escénico de gran fuerza desde el primer momento de la actuación y a potenciar las dos características más reconocibles de su música: canciones que parecen pensadas paria la participación activa del público, y un derroche de energía que ha sido uno de los atractivos fundamentales de La Frontera desde sus comienzos.La fidelidad a un estilo influenciado por el rock norteamericano más entroncado con el country continúa sustentando la música de La Frontera. El mimetismo de la banda con este estilo, en el que fueron los primeros en introducirse, significa un hermetismo a la hora de plantear un trabajo que pueden. superar por la aceptación popular de sus composiciones y la fuerza que imprimen a sus conciertos. Parece que la selección de: unas influencias concretas es la excusa para ofrecer su concepción extrovertida de la música, sin importar el tránsito por caminos no demasiado originales y, de compleja evolución futura.

A punto de grabar su cuarto elepé, La Frontera intenta introducir un leve giro en su música para ampliar sus posibilidades expresivas, como insinuaron en las canciones que estrenaron en el concierto. Cualquier intento en ese sentido será positivo si mantienen las características que les han permitido alcanzar su situación actual y son capaces de mantener su magnetismo cara a un público que si bien respalda al grupo en directo, se muestra reacio a impulsar las ventas de sus discos hasta alcanzar cifras similares a planteamientos bastante menos vitales y carismáticos. Es el nuevo reto de La Frontera.