¿Ahora qué?
Tras enviar a Honduras 3.200 soldados, debería estar claro que el coste para EE UU de no haber tenido una política exterior en Centroamérica está aumentando de forma rápida. Los hombres fuertes de Managua y Panamá decidieron que la situación de callejón sin salida entre Gobierno y Congreso borraba todos los riesgos. Así pues, Nicaragua invadió Honduras y Noriega volvió las armas contra su pueblo.Reagan ha respondido, pero queda por saber si las tropas van a actuar sólo de forma defensiva y si van a permanecer en Honduras sólo unos días o unas semanas, convirtiéndose en una versión centroamericana de la fuerza de pacificación de Líbano. En todo caso, queda la duda de si la Administración está preparada para afrontar la ofensiva que los demócratas norteamericanos lanzarán contra esta acción.
Expresamos estas preocupaciones porque la presidencia de Reagan no se ha desenvuelto demasiado bien en situaciones parecidas. La recurrente actitud hamletiana hacia el uso de la fuerza militar sólo ha servido para que la oposición recalcara la falta de credibilidad de la Administración.
En nuestra opinión, la situación centroamericana cada vez se vaelve más contra la postura de la mayoría demócrata en el Congreso. Las tropas norteamericanas han llegado a Honduras. La tarea del liderazgo de EE UU es identificar los intereses norteamericanos y actuar en consecuencia.
18 de marzo
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