Un paso atrás
El debú de Felipe González en una cumbre de la OTAN no ha sido, evidentemente, muy afortunado. A pesar de que los medios de comunicación destacan, generalmente, como un éxito el consenso alcanzado por los jefes de Estado y de Gobierno en la reunión de Bruselas, los primeros días del actual mes de marzo, los resultados de la misma no pueden considerarse precisamente como un avance en el proceso de distensión y de desarme iniciado con la firma de los acuerdos Reagan-Gorbachov de diciembre último, ni como un estímulo a su ampliación en el encuentro de los dos líderes en Moscú, previsto para finales de mayo próximo.La reunión misma no se organizó para impulsar el desarme, sino para frenarlo. Su convocatoria se debió, sobre todo, a la iniciativa de los que, como la señora Thatcher o lord Cairington, son partidarios de perpetuar la permanencia de fuerzas militares y armas nucleares norteamericanas en Europa y pretenden que el vacío resultante del desmantelamiento de los euromisiles, acordado en Washington en diciembre, se compense instalando nuevos ingenios nucleares y modernizando los existentes, es decir, prosiguiendo la carrera armamentista. Y aunque la cumbre dio el visto bueno al proyecto Reagan-Gorbachov para reducir en un 50% las armas ofensivas estratégicas de Estados Unidos y la Unión Soviética, que actualmente se negocia en Ginebra, el comunicado final de la misma descarta que hayan de eliminarse las armas atómicas tácticas o demás corto alcance -que Reagan y Gorbachov se comprometieron también a negociar- y, de hecho, rechaza avanzar hacia la eliminación paralela y escalonada de todas las armas nucleares tal y como propone el líder soviético.
"No existe, a plazo previsible" dice el comunicado, "ninguna alternativa a la estrategia adoptada, por la Alianza para prevenir la guerra. Se trata de una disuasión basada en una combinación apropiada de fuerzas nucleares y convencionales, adecuadas y eficaces, que serán puestas al día allí donde sea necesario. ( ... ) Estamos resueltos a mantener los esfuerzos requeridos para que continúen siendo operativas, suficientes y eficaces nuestras fuerzas convencionales y nucleares, incluidas las atómicas en Europa., que garantizan en su conjunto nuestra seguridad común".
El comunicado explicita el compromiso de todos los países de! la Alianza de "asumir su parte en. este esfuerzo común, reafirmando su voluntad de compartir los riesgos, las cargas y las responsabilidades, lo mismo que los beneficios".
Cierto que la declaración incluye como objetivos de la OTAN la eliminación total de las armas químicas y el establecimiento de niveles de fuerzas convencionales estables y seguras mediante la supresión de las disparidades en el conjunto de Europa -objetivos incluidos también en las propuestas hechas públicas por la URSS-, pero lo más sobresaliente en el desarrollo de la cumbre de la OTAN y en el texto del comunicado final es la decisión de mantener incólume la política de "disuasión nuclear" y de bloques militares, que: deposita la defensa europea y la paz mundial en manos de Estados Unidos.
Elogios
Felipe González ha contribuido, por tanto, con su presencia y con su firma, a reforzar una orientación que va en dirección opuesta la que habitualmente dice profesar y prometió defender en el seno de la OTAN cuando llamó a votar sí en el referéndum. Las informaciones de Prensa y radio han destacado que la actitud del presidente de nuestro Gobierno en la cumbre mereció encendidos elogios de la señora Thatcher, y algunas de sus declaraciones posteriores permiten afirmar que en algún momento fue más papista que el Papa. Reproducen las siguientes palabras de Felipe González: "El despliegue de la OTAN es un despliegue puramente defensivo. No ocurre así en el caso de la URSS". El comunicado oficial de la cumbre se refiere, sin embargo, a la "reducción en un 50% de las armas nucleares ofensivas de Estados Unidos y de la Unión Soviética"
Indudablemente, la firma del comunicado de la cumbre de la OTAN compromete a España con una política basada en el mantenimiento de armas nucleares en Europa que es difícilmente compatible con el compromiso establecido en el referéndum de la OTAN, de que no se instalarán ni depositarán en nuestro territoriotales armamentos. Por otra parte, es insostenible y contrario a la ética más elemental proclamar que las armas nucleares defienden la seguridad de Europa y la paz mundial y pretender que no se implique a nuestro país en el riesgo que corren los demás al aceptarlos en su territorio.
La Prensa informaba hace días que el líder de los socialistas catalanes, Raimon Obiols, comentando unas increíbles declaraciones de Jordi Pujol en contra de que salgan de España los aviones norteamericanos F-16, dijo lo siguiente: "Si el presidente está en contra de que marchen del territorio español los aviones F- 16, quiere decir que es partidario de que en Cataluña haya fuerzas norteamericanas. Queremos saber si Pujol está dispuesto a ceder el aeropuerto de El Prat, el de Sabadell, el de Reus o a construir una base nueva en territorio catalán para que se instalen los F-16. Obiols tiene razón. Pero este razonamiento es igualmente aplicable a la actitud de Felipe González, que al aceptar -y firmar en nombre de España- que la defensa de Europa requiere armas nucleares está abogando indirectamente por que España las tenga.
Contrariamente a lo que se prometió desde el Gobierno antes del referéndum, la presencia de España en la OTAN no ha servido hasta ahora para avanzar hacia una menor dependencia europea de EE UU en el terreno de la defensa, y está arrastrando a nuestro país a aceptar la instalación de armas nucleares que rechazó aquel referéndum.
Por todo ello, la cumbre de la OTAN ha sido un paso atrás en la batalla por el desarme y por la paz, especialmente para España, que sale de ella más comprometida con la estrategia nuclear.
Gregorio Lopez Raimundo fue presidente del PSUC.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Opinión
- Mijail Gorbachov
- Felipe González Márquez
- PSUC
- Ronald Reagan
- Armas biológicas
- Armas nucleares
- Contactos oficiales
- OTAN
- Conferencias internacionales
- Política exterior
- Armas químicas
- Tratados desarme
- Organizaciones internacionales
- Relaciones internacionales
- Armamento
- España
- Relaciones exteriores
- Partidos políticos
- Defensa
- Política