El Gobierno panameño no pudo pagar los salarios de los militares y los funcionarios

El Gobierno panameño, no pudo pagar los salarios quincenales de los miembros de las Fuerzas de Defensa y anunció que, por falta de dinero en efectivo, tendrá que sufrir retraso la entrega de los sueldos de los demás empleados públicos. Fuentes opositoras afirman que tienen la promesa de EE UU de que Panamá recibirá ayuda económica de urgencia en el momento en que la oposición llegue al poder tras derrocar al general Manuel Antonio Noriega. Las autoridades han anunciado a los 14.000 oficiales y soldados del Ejército que el salario correspondiente a la primera quincena del mes de marzo lo recibirán el próximo día 20.

Algunos militares han recibido, mientras tanto, bonos para comprar productos alimenticios en el supermercado de las fuerzas armadas. Otros confiesan haber aceptado cheques que, hasta el momento, no han podido hacer efectivos. Un portavoz militar comentó, sin admitirlo oficialmente, que si los salarios no hubieran sido pagados, "las fuerzas armadas sabrán comprender perfectamente esta situación sin dar muestras de rebeldía".Tampoco los 20.000 maestros de las escuelas públicas pudieron recibir ayer sus salarios por falta de dinero, después de que los fondos del Banco Nacional de Panamá en Estados Unidos fuesen congelados por las autoridades judiciales norteamericanas. La economía panameña, por carecer de moneda propia, es absolutamente dependiente del flujo de dólares que periódicamente llega desde Estados Unidos con cargo a las cuentas del Banco Nacional de Panamá.

Manifestaciones

La oposición, con intención de capitalizar el descontento que la situación está provocando entre la población, convocó para ayer y para el próximo lunes manifestaciones contra el régimen. Un gas picante abortó en la tarde de ayer los tímidos intentos de protesta. Varias personas, especialmente periodistas, sufrieron desmayos. Hasta el momento en que la policía disparó ese producto para disolver a un grupo de 50 manifestantes y más de un centenar de periodistas, se podía decir que la convocatoriano había surtido efecto. El corresponsal de Televisión Española, Manuel Alcalá, estuvo conmocionado durante unos minutos. Después de estos incidentes, grupos de jóvenes prendieron barricadas por distintas calles del centro comercial.La falta de dólares ha paralizado ya casi totalmente la actividad en Panamá. Las calles son un desierto, los comercios están vacíos, los restaurantes tienen que cerrar por falta de clientes Ni siquiera un afortunado por un premio de la lotería pude, cobrar los 10.000 dólares con los que le había obsequiado la fortuna.

El Gobierno se dedica a tiempo completo a la búsqueda de dólares. Las autoridades bancarias se han declarado en sesión permanente con la asamblea de los bancos nacionales e internacionales para intentar medidas que permitan la llegada de dinero. La cancillería hace gestiones en los cinco continentes a, la búsqueda de un país que quiera acudir en ayuda de Panamá. Se piensa en Japón, un tradicional amigo de este país y una de las naciones con mayores intereses comerciales aquí, y no se descartan opciones más comprometidas políticamente como solicitar préstamos a Libia o países del bloque del Este. La solución última sería la impresión de una moneda nacional.

Como alternativa, fuentes de la oposición han afirmado que Estados Unidos, por boca de su embajador en Panamá, Arthur Davis, ha garantizado ayuda económica cuando llegue al poder el Gobierno provisional de reconciliación nacional, presidido por Eric Arturo Delvalle y respaldado el pasado domingo por las principales figuras opositoras. Un miembro destacado de la Cruzada Civilista, uno de los integrantes de ese Gobierno, anunció que representantes de la oposición tienen previsto viajar en los próximos días a Washington para concertar las formas en que Estados Unidos podría asistir económicamente a Panamá después de la caída de Noriega.

Esa misma fuente confía en que, tras la formación de ese Gobierno en la sombra, la oposición consiga el suficiente respaldo popular como para convencer a todos, dentro y fuera de Panamá, de la necesidad de la salida de Noriega. Para ello, el arma más importante ha sido la inclusión, entre los firmantes del documento de apoyo a Delvalle, del líder del Partido Panameñista Auténtico, Arnulfo Arias. Este hombre, mitad político mitad brujo, ex nazi, ex racista, ex socialista, tres veces ex presidente, desprende la magia suficiente como para que deba ser reconocido todavía como la figura con más gancho popular en Panamá, el principal aspirante a un eventual victoria electoral. Con él -y con la desesperación por la crisis económica- la oposición confía en sacar a la calle a los sectores que nunca tuvo.

Al firmar el acuerdo por un Gobierno de reconciliación, Arias y la Cruzada Civilista han tenido que pasar por la aceptación de Delvalle, un personaje sin prestigio ni popularidad. Una fuente de la Cruzada explicó que "EE UU había puesto como condición imprescindible el acatamiento de la constitucionalidad que simboliza Delvalle". Nadie puede olvidar en Panamá sus palabras hace cuatro meses en la cumbre de Acapulco denunciando como una "agresión imperialista" la intención del Senado de EE UU de aprobar sanciones contra Panamá.