Morir en prisión
Somos los padres de Francisco Jiménez Morales, recientemente fallecido en el Hospital Penitenciario de Carabanchel (Madrid), por SIDA entre otras numerosas enfermedades.Tras permanecer ocho años en diversas prisiones de España, y faltándole sólo unos meses para la libertad condicional, fallece al cabo de llevar un año aproximadamente ingresado en el Hospital Penitenciario de Carabanchel. Durante ése, su último año, se le concedían permisos de salida por su buen comportamiento, y su buena salud, creemos. En el último permiso, tras abandonar dicho hospital, acudió inmediatamente a un hospital de Madrid donde fue ingresado en el acto.
Estuvo allí unas tres semanas, en las que se le descubrieron multitud de dolencias e infecciones (entre ellas el SIDA), y, dada su condición de interno, tuvo que ser enviado nuevamente al hospital penitenciario. Momento en el que por encargo nuestro fue a visitarle un abogado, quien además de comprobar la inmundicia de la habitación en la que vivía postrado, comprobé también que ni siquiera tenía suero puesto, pese a su manifiesta debilidad que casi no le permitía ya ni hablar ni moverse.
Pocos días después, nuestro hijo moría.
Ante todo ello, no dejamos de preguntarnos: ¿cómo es posible que se le dejase salir de permiso sin mas, cuando estaba ya tan mal, y tales permisos le fueran concedidos por el propio hospital penitenciario? ¿Cómo puede ser que tras abandonar dicho hospital tenga que ir por su cuenta a otro, que le interna de inmediato? ¿Es que en el hospital penitenciario no sabían las múltiples enfermedades que padecía? ¿Por qué no tuvo derecho a una botella de suero como cualquier ciudadano internado en un hospital y con una tremenda debilidad? ¿Porque sólo era un preso? ¿Por qué no pudo tener derecho ni siquiera a una cama y sábanas limpias, como un ser humano?
Actualmente conoce estos hechos el Juzgado de Instrucción 31 de Madrid, del que esperamos que nos conteste alguna de esas preguntas y castigue a los culpables de estas negligencias que provocan situaciones irreparables, que por lo general permanecen envueltas en el más absoluto silencio.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.