"A Latinoamérica le ha ido pésimo en esta década"
El nuevo secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Gert Rosenthal, admite que a la región le "ha ido pésimo en esta década". Además, este año la economía crecerá menos que en 1987, "que ya fue desalentadora". A pesar de que los años ochenta han sido perdidos para una América Latina agobiada por una deuda extema de 410.000 millones de dólares, azotada por una inflación que en 1987 alcanzó una media del 185% y con un crecimiento por persona que está en el nivel de 10 años atrás, Rosenthal encuentra signos positivos. Entre ellos menciona los procesos de integración, avances en una solución a la deuda y la experiencia.
Rosenthal, un economista guatemalteco de 52 años, afirma en su entrevista con EL PAÍS que el mensaje de la CEPAL "puede ser mucho más alentador si hablamos del 2000 que de 1988". Para él, la actitud más favorable y la ayuda propicia que la Comunidad Europea puede prestar para que Latinoamérica salga de la crisis es permitir mayor acceso a los productos de esa región, y extender a todos los países del área los privilegios comerciales que la CE concede a los países africanos, asiáticos y algunos del Caribe. La CEPAL, una de las cinco comisiones económicas regionales de la ONU, integrada por 40 países -entre ellos España-, se encuentra conmemorando su 40º aniversario.Pregunta. ¿Como evalúa los procesos más activos de resistencia a los acreedores de la deuda externa?
Respuesta. Se inscriben en la tenaz búsqueda de soluciones al problema de la deuda. Los Gobiernos no se cruzan de brazos, y nadie está con la idea de que no quiere pagar la deuda externa. Lo que pasa es que no pueden. Así surgen los ensayos para lidiar con el problema. Los peruanos decidieron asignar el 10% de la generación de sus divisas al servicio de la deuda. Les funcionó razonablemente y liberó divisas como para crecer, pero este año se está agotando. Otros siete países (Bolivia, Brasil, Costa Rica, Ecuador, México, Nicaragua y República Dominicana) han aplicado moratorias unilaterales, de las que han entrado y salido, sin que se terminara el mundo.
Moratoria concertada
P. ¿Sería un terremoto financiero la declaración de una moratoria concertada?R. Es poco probable que ocurra, porque los Gobiernos latinoamericanos han mostrado una gran madurez y deseos de no ir a la confrontación en este largo y costosísimo proceso. Hay que suponer que si no han acudido a una moratoria concertada, alguna razón tendrán. Desde el lado de la comunidad financiera internacional, la banca acreedora ha tomado suficientes medidas de defensa. Ya no sería un terremoto, sino un temblor perceptible. La economía maundial está mejor equipada hoy que hace tres años para enfrentar este problema sensatamente.
P. ¿Advierte indicios positivos en el cuadro de estancamiento general?
R. Hay algunos avances en la cooperación recíproca en América Latina: el proceso de Argentina, Brasil y Uruguay; un intento en Centroamérica, el Grupo Andino y la ALADI. En este terreno hay un potencial muy lento avance en resolver o al menos atenuar el problema de la deuda. El tercero es que la región está acumulando expe riencias.
No todo es un panorama negro, pero es poco realista creer en una salida durante 1988. El horizonte más probable es que la región va a tener un compor tamiento más pausado en 1988 que en 1987, que ya fue un año bastante desalentador.
P. En los últimos cuatro años América Latina ha transferido al exterior 140.000 millones de dólares, más que la deuda externa conjunta de Brasil y Chile, ¿cómo se puede enfrentar esta hemorragia?
R. No hay una respuesta de cómo se puede reducir. Primero hay que ver cómo América Latina se inserta en el comercio internacional. La experiencia es que el volumen de la exportación crece, pero los precios unitarios caen a tal grado que el valor disminuye. La respuesta es diversificar el sector exportador y aumentar el comercio intrarregional. En seguida, a partir del segundo semestre de 1982, por la moratoria unilateral mexicana y la guerra de las Malvinas, América Latina se encontró de repente con que no tenía financiamiento. Se necesita ahora acceso a nuevo financiamiento. Por último, contribuye a la transferencia de recursos el peso de la deuda extema, que requiere de un alivio.
P. ¿Cómo esquivar la condicionalidad que tienen los créditos externos de los organismos multilaterales?
R. Éste es el debate más importante de los últimos dos años. Una caricatura de la condicionalidad sería que ésta va sujeta al respeto de un patrón de desarrollo que responde bastante a los cánones neoliberales. América Latina tiene todo el derecho a dudar de un marco conceptual, concebido en su esencia para situaciones de países desarrollados.
Pero los organismos multilaterales, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, se han movido un poco y tienen una posición mucho más tolerante que hace dos años. Los países de la región tienen toda la razón del mundo en pedir que se preste más atención a la originalidad y que se adapten más las políticas: atenta contra el sentido común que una misma receta sea igualmente válida para Haití y Brasil.
Pesimisino intelectual
P. Hay una suerte de pesimismo entre la intelectualidad latinoamericana de los ochenta. Hace cuatro décadas se veía a esta región como la que iba a entrar al desarrollo. Hoy eso no es claro por la profundidad de la crisis. ¿Cómo ve a la América Latina del 2000?R. La realidad de América Latina en los ochenta conduce a ese pesimismo del que usted habla. Nos ha ido pésimo en esta década. Ciertamente, cuando se leen los documentos nuestros, muy inspirados en lo que ocurre ahora, se deriva un mensaje excesivamente desalentador. La CEPAL y los Gobiemos han volcado mucho la atención en el corto plazo.
Pero si se toma cierta distancia de los fenómenos que contribuyen al estancamiento, América Latina es una región que tiene recursos, una población mucho más calificada hoy que años atrás, integrada al mundo, que tiene toda una infraestructura que la coloca en un plano mucho mejor que hace 30 años para acceder al desarrollo. El mensaje puede ser mucho más alentador si hablamos del año 2000 que de 1988. Sería impensable que el comportamiento recesivo de los últimos,seis años se prolongara en el tiempo indefinidamente: no puede ser.
P. Entonces usted cree que la deuda externa tendrá solución...
R. Es un problema que va a estar con nosotros mucho tiempo, pero tiende a encontrar solución, por la fuerza de las circunstancias, precisamente porque es inadmisible que una región esté permanentemente en recesión. Hay una gradual convergencia de puntos de vista que se va a traducir en que los países asignarán menos recursos al servicio de la deuda y los van a destinar a financiar el desarrollo económico.
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