Los aliados, de acuerdo en poner al día sus arsenales

Los líderes de la Alianza Atlántica se pusieron de acuerdo ayer en Bruselas sobre la necesidad de poner al día las armas nucleares, y especialmente las de corto alcance, pero ninguna decisión práctica fue tomada al respecto ni lo será, probablemente, en breve. Al término de dos días de reunión, los jefes de Estado o de Gobierno de los 16 países miembros de la OTAN se separaron en la capital belga subrayando en sus declaraciones a la Prensa internacional la "fuerza de la unidad" que resalta también la primera frase del comunicado final de la cumbre de la organización.

Celebrada a mitad de camino entre el encuentro de diciembre en Washington entre Ronald Reagan y Mijail Gorbachov y el que tienen previsto celebrar en mayo en Moscú, la cumbre no sólo ha evitado que afloren las divergencias entre aliados, sino que ha su puesto un espaldarazo aliado al presidente de Estados Unidos, dos meses antes de que viaje a la Unión Soviética, pero sin poner en apuros al canciller de la República Federal de Alemania, Helmut Kohl.Gracias a la cumbre, la Alianza, según el jefe del Gobierno italiano, Giovanni Goria, "recupera la capacidad de iniciativa" frente a un Gorbachov que ha avasallado con propuestas de desarme y al que los dicieséis tienden la mano sin bajar la guardia, porque no han constatado "ninguna disminución del esfuerzo militar de la URSS", que bota, por ejemplo, un submarino nuclear cada 37 días.

Con el propósito de impedir que salgan a relucir las discrepancias existentes, los dieciséis elaboraron un texto de compromiso en el que se señala que "las fuerzas nucleares y convencionales adecuadas y eficaces serán puestas al día allí dónde sea necesario", en lugar de "modernizadas".

La palabra "modernización" podía ser comprendida, según el británico lord Carrington, secretario general de la OTAN, "como la aceptación de la introducción de nuevas armas más terribles y devastadoras", sobre todo en una RFA que teme que, en caso de guerra, los misiles nucleares de corto alcance sean casi exclusivamente utilizados en su territorio.

Calendario sin fijar

A la hora de interpretar el comunicado, Reagan se limitó a parafrasearlo en su intervención ante la Prensa, a cuyas preguntas rehusó contestar, pero lloras antes, su portavoz, Marlin Fitzwater, había sido algo más explícito al indicar que "el calendario de la puesta al día estaba aún por fijar".

El aplazamiento de la decisión satisfacía a un Helmut Kohl para el que sólo deberá "decidirse en su momento dónde se necesitan y qué armas" nucleares hay que desplegar, pero tampoco disgustaba a su homóloga británica, Margaret Thatcher, que se declaraba "especialmente complacida" por lo que considera "una luz verde política" a la mejora de os únicos misiles nucleares basados en tierra de los que dispondrá la Alianza. "No se disuade", recordó la primera ministra, "con armas obsoletas".

El ambiguo compromiso sobre la modernización nuclear y la insistencia de la OTAN por negociar primero con el Este drásticas reducciones asimétricas del armamento convencional y después la eliminación de todas lasarmas químicas permite también poner a prueba la sinceridad de Gorbachov sobre estos dos últimos capítulos.

"Si la URSS rechazase esta negociación [convencional], si las conversaciones se empantanasen o si no prosperasen", afirmó en su conferencia de prensa el presidente francés, François Mitterrand, "entonces con más motivo que nunca volverían a estar de actualidad, para preservar los equilibrios, otras formas de armamento", es decir, las nucleares.

El segundo gran escollo que los aliados occidentales lograron sortear en el comunicado final fue el de la desnuclearización de Europa, que algunos, como la dama de hierro, querían descartar tajantemente, mientras otros, como el presidente del Gobierno español, Felipe González, aun reconociendo que no podía ser Hevada a cabo por ahora, se negaban excluirla por completo. De ahí que el texto aprobado señale que "no existe, en un plazo previsible, alternativa a la estrategia de disuasión".