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CRISIS EN TORNO AL CANAL

Escaso impacto del paro empresarial contra Noriega

Antonio Caño

El paro convocado por las organizaciones empresariales y la opositora Cruzada Civilista provocó ayer el cierre de varios comercios e industrias en Panamá, pero no consiguió romper la tranquilidad en las calles, discretamente vigiladas por la policía. La huelga, que no fue secundada por las centrales sindicales, se limitó a un cierre patronal de las empresas y los comercios más grandes de la capital panameña. Dirigentes de la oposición consideran el alcance del paro "un éxito", y aseguran que en las próximas horas -"cuando se pierda el miedo"- se sumarán al mismo muchos más sectores de la población.

Las más importantes empresas cerradas fueron la Pepsi-Cola y la Cervecera Nacional, propiedad de un hermano de Gabriel Lewis Galindo, el líder de la oposición panameña en Washington. Tampoco abrieron sus puertas los almacenes Danté, de los dueños del diario opositor La Prensa; las industrias Cochez, del vicepresidente del Partido Demócrata Cristiano, y otros negocios en manos de figuras vinculadas con movimientos opositores.Las autoridades ordenaron el cierre de la universidad, y los alrededores del campus, zona de frecuentes disturbios, se mantuvieron ayer en calma. [El líder opositor Aurelio Barria, presidwnte de la Cámara de Comercio fue detenido y luego puesto en libertad, informa Reuter.] Sólo cuatro de los más de 200 bancos con sede en Panamá se habían sumado a la huelga en el momento de cerrar esta edición .

El transporte funcionó con normalidad, así como la construcción y los distribuidores de gasolina. Muchos comercios pequeños cerraron sus escaparates, pero seguían atendiendo a los clientes. Al mediodía, la hora tradicional para el toque de pitos y pailas y el flamear de pañuelos blancos, decenas de camarógrafos de televisiones extranjeras sintieron la frustración del silencio y la tranquilidad. El jefe de la policía, el coronel Leónidas Macías, ha informado de la puesta en marcha de una operación de protección de los comercios que hayan decidido abrir sus puertas, pero ha advertido que no puede garantizar la seguridad de aquellos que cierren.

La Prensa oficial recogía ayer declaraciones de dirigentes sindicales afines al régimen, que llaman a tomar las empresas que apoyen el paro. Una intensa vigilancia policial se apreciaba en las zonas comerciales, aunque no han sido desplegadas unidades antidisturbios ni efectivos militares.

El dirigente de la Cruzada Civilista Eduardo Vallarino afirmó que el seguimiento del paro era mayor de lo que la oposición esperaba, teniendo en cuenta que ayer era día de cobro y muchos empresarios tuvieron que mantener abiertos sus negocios para. pagar las nóminas. Vallarino aseguró que hoy la huelga estará. mucho más extendida [El ministro encargado de la presidencia,. Manuel Solís Palma, dijo que el 60 por ciento de la población no respaldó la huelga, según Efe.]

Postura firme

Las organizaciones patronales, la Cruzada Civilista y agrupaciones de médicos, abogados y otros profesionales independientes, han convocado a mantener el cierre hasta la dimisión del general Manuel Antonio Noriega y de "todos los militares implicados en la corrupción".Por su parte, la Central Nacional de Trabajadores de Panamá (CNTP) anunció que no apoyará la huelga convocada porque responde a "intereses distintos de los trabajadores". Este sindicato considera que el paro convocado "está enmarcado dentro de los lineamientos y las órdenes del imperialismo y no da soluciones a la crisis que sacude a la nación, sino que, por el contrario, la agrava".

Otro sindicato, el Consejo Nacional de Trabajadores Organizados (Conato), ha rechazado la huelga y ha respaldado la destitución del ex presidente Eric Arturo Delvalle "y la posición que han adoptado los altos dirigentes de las Fuerzas de Defensa".

Tanto la CNTP como el Conato habían mantenido una posición neutral durante los sucesos del pasado verano, dirigidos por la Cruzada Civilista. Esa actitud refleja la indiferencia con la que, hasta ahora, los sectores más populares del país han asistido al conflicto que se libra entre los militares y las clases media y alta panameñas.

Desposeída del poder político desde el golpe de Estado de Omar Torrijos, la burguesía panameña mantenía hasta ahora una relación cordial con las fuerzas armadas, sobre la base de no ceder, mas que en muy pequeña proporción, el poder económico.

Este entendimiento se rompió hace un año, al extender el general Noriega su influencia sobre círculos económicos y al aparecer una nueva burguesía, más joven y más política, que exige el acceso a sectores del poder de los que está desplazada.

Ventajas militares

Para defenderse en sus puestos, los militares cuentan con la ventaja de su mayor proximidad a los ambientes populares, con los que han trabajado y a los que han apoyado más que la burguesía local. Por esta razón, la revolución blanca desatada por los clases acomodadas no ha contado hasta ahora con apoyo mayoritario, y los militares mantienen su posición sin el recurso a la fuerza.[Delvalle, dijo ayer a la cadena de TV norteamericana CNN, que seguirá en Panamá "como presidente constitucional" para continuar "con determinación la cruzada de los derechos y para vivir en paz", según Efe.]

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