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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

'La depresión'

Le felicito por la inclusión en el suplemento Temas de nuestra época del cuento titulado 'La depresión de 1992'. Con la habilidad de un maestro del realismo mágico y una muy bien caracterizada jerga científica divulgativa, Ravi Batra nos explica la espiral apocalíptica por la que inevitablemente discurre la historia de la humanidad. Catástrofe, calma, asentanúento y efervescencia serían las repetidas fases de los similares ciclos de esa espiral.El cuento comienza con la aseveración borgiana de que después de analizar los 10.000 últimos años de historia se ha llegado a la conclusión de que cada 10 años las diversas economías sufren una recesión y cada 30-40 años una depresión. Sin querer, recordé la muy nombrada depresión de 1929 y le sumé 40 años, y encontré inmediatamente la depresión de 1969, la revolución ideológica en Occidente y enseguida la crisis del petróleo. El esquema funciona, me dije encantado, y guiado por la mano del autor comprendí -aunque olvidándome ahora de la fatal cuarentena- la razón íntima del esplendor del imperio romano, así como de su caída, lo mismo que la del feudalismo y las de las monarquías centralistas, y la hecatombe, ya cercana, de la próxima gran depresión, la del 1992, fulminándome -lo reconozco- la buena imagen que yo tenía de esta fecha.

Ya empezaba a lamentarme y a sufrir por ese aciago futuro y estaba a punto de abandonar el terrible cuento cuando volví a ser rescatado por la habilidad del autor. Como un verdadero mago de la economía, Ravi Batra me mostrá con un ¡hale hop! la mágica y simple solución que esta vez permitiría desbaratar el ciclo maligno de las cosas. Y cuán grande fue mi dicha al descubrir emocionado que esa simple solución no era otra que la que yo más deseo: que se distribuya la riqueza y que todo dios gaste a placer. Así los pobres dejarían de serlo y los ricos evitarían la burbuja maligna que terminaría destruyendo sus tan preciadas fortunas. ¡Y todos seríamos felices!-

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