El compositor Javier Darias

En el salón de actos de la Sociedad General de Autores se celebró anteayer un acto tan importante como infrecuente: la presentación de dos partituras de un compositor español en su edición-papel y en su grabación digital. Resaltaron esa importancia en sus palabras el representante de la Sociedad de Autores, Antonio Jaén; Manuel López Quiroga por la Editora de Música Contemporánea; Víctor Pablo Pérez, como director de la versión grabada con la Orquesta Real Filarmónica de Londres; el consejero Tomás Marco, y el presidente de la Asociación de Compositores, Ramón Barce.Para mayor interés, se trata de un compositor extraordinariamente estimado en círculos minoritarios, españoles y extranjeros, pero ausente en la programación habitual de nuestras orquestas: Javier Darias, nacido en Alcoy el año 1946 y formado, además de musicalmente, en muy diversas ramas del saber científico y artístico. El equilibrio entre los distintos saberes condujo quizá a Darias a imponerse una cierta organización musical sobre la que levantar la excelente coherencia de sus composiciones y construyó una gama derivada de un ciclo de cuartas justas, aumentadas y disminuidas, cuyos resultados ofrecen alguna relación con la escala de Esplá, ideada a partir de ciertas características populares alicantinas.

Trabajo interválico

Hablo de la escala solamente, pues la música de Javier Darias en estas espléndidas obras sinfónicas tituladas Vicmar (anagrama del destinatario) y Vidres (vidrios) ofrece a la escucha, especialmente en el caso de Vidres, no pocas concomitancias con el Homenaje a Paul Dukas, de Falla, acaso porque don Manuel partió también de un detallista trabajo interválico.Con todo, nadie debe pensar en una mera especulación técnico-intelectual, sino en un punto repartida para expresiones musicales directas y fuertemente comunicativas en las que el color de los timbres, estrechamente agrupados, y la naturalidad de las ideas y de su desarrollo sitúan al compositor en actitud contraria a cualquier torre de marfil.

En esto creo que reside lo más valioso del denominado con relativa claridad posvanguardismo, al que, por otra parte, se incorporaron rabiosos vanguardistas de los años cincuenta.

Víctor Pablo Pérez, excelente intérprete de la música de Javier Darias, debe incluirla pronto en el repertorio para descubrir al gran público el mérito y la jerarquía artística de un creador musical bien dotado de aliento universalista y que, sin embargo, no precisó abandonar su entorno alcoyano, en el que realiza una gran tarea al frente del Conservatorio y de la Escuela de Bellas Artes.