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Legionarios de Canarias reciben un "trato inhumano" de sus jefes, según un senador

Carlos Yárnoz

El senador Gerardo Mesa, de la Asamblea Majorera, asegura en una carta enviada anteayer al Defensor del Pueblo que los voluntarios de la Legión son sometidos a "trato inhumano". Mesa ha remitido a otros centros -Comisión de Derechos Humanos del Senado, Asociación Pro Derechos Humanos y Amnistía Internacional- una carta y una cinta magnetofónica en las que dos legionarios destinados en Fuerteventura describen malos tratos recibidos de sus supenores, como palizas de madrugada e incluso la colocación de una pistola en la boca de un legionario.

Fuentes oficiales del Ejército han señalado que esos legionarios -cuya identidad no descubre Mesa- son José Fernández de Lacalle y Rafael Martínez Pérez, quienes desertaron el pasado día 27 de enero. Según esas fuentes oficiales, los dos contaron para huir con la ayuda del civil Juan López, empleado de un supermercado de Fuste (Fuerteventura). López "les dió 500 pesetas por la grabación", asegura el Ejército, y les aseguró que pondría el caso en manos del senador Mesa para que fueran defendidos.De acuerdo con la versión del Ejército, Fernández de Lacalle se presentó el día 29 de enero a la Policía Municipal de Corralejo (Fuerteventura), mientras Martínez Pérez fue arrestado un día más tarde en la calle. "Los dos declararon ante el juez militar, ya que se han abierto diligencias, y negaron la existencia de los malos tratos", añadieron las fuentes del Ejército.

El senador Mesa, quien asegura desconocer lo ocurrido con los legionarios tras marcharse del cuartel, muestra la carta que le remitieron a finales de enero pasado. En ella, los soldados afirman que en octubre se alistaron voluntariamente en la Legión para quedarse dos años en el cuartel de Ronda (Málaga), pero que fueron trasladados "forzadamente" a Fuerteventura. "Cuando llegamos al campamento, vimos horrores. Todos llorábamos en silencio por las noches, para no oimos entre nosotros mismos. Sí, señores, nos hacen perrerías".

Señalan en la carta que un sargento les aseguraba en la unidad que no tenían derecho a vivir "y menos a pensar". También cuentan que un cabo los levantaba a las dos o tres de la madrugada. "Nos ponían una manta y con un palo nos daban en las espaldas.Mios mío, ayúdanos', decían algunos 'Mamá, ven, sácame de aquí', decían otros".

El sargento 'Paton'

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Añadían en la carta que, en ocasiones, los tenían horas bajo el sol y que, posteriormente, un cabo se acercaba diciéndoles si querían agua. Ante, la respuesta afirmativa, "la tiraba a nuestra vera". "Y el sargento Paton a uno le puso la pistola en la boca", aseguran los autores de la carta.

"De ahí sales loco, o sales engriyao (sic) o sales ladrón", afirman. "Sólo pido que nos ayuden, por favor. Sólo pedimos la paz con todo el corazón. Ayúdennos", concluían la carta, firmada por "dos desertores".

En la cinta magnetofónica en poder de Mesa, uno de los legionarios afirma ser desertor del Tercio Juan de Austria de la Legión, cuyo centro lo califica de "matadero de hombres". Describe algunos malos tratos que, según él, se producen, entre los que cita el caso del sargento Paton. "Tienes que decir que te has caído para que no te maten a palos", dice el legionario al referirse a las visitas al botiquín por haber recibido golpes. "Si alguna vez tengo que morir por España, moriré por España, pero no por lo que me hayan enseñado en el Tercio. Puedo decir con orgullo que soy caballero legionario. Si me cogen algún día, lo seguiré siendo, aunque me digan que soy una maricona por haberme escapado", afirma.

En la grabación, los dos legionarios piden ayuda y muestran su agradecimiento a la persona (no la identifican) que les ayuda, porque, según dicea uno de ellos, llevan "una vida muyperrea". Añade el otro que la Legión es "un cuerpo duro", pero que "no es manera de tratar a un soldado" lo que allí se produce. "El día que haya que morir por España, muero", repite. "España está antes que todo, pero primero que España está mi madre", agrega uno de los "desertores".

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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