Situación peligrosa
"La situación se pone peligrosa", señala el dirigente democristiano Kurt Bergmann. La tensión en Austria ha llegado a un grado sin precedentes desde la creación de la República. En las calles de Viena se producen ya los primeros enfrentamientos verbales entre partidarios y adversarios del presidente. Los frentes se están endureciendo. El presidente Kurt Waldheim -"un patriota de sí mismo", como dice el profesor de Oxford Norman Stone- está convencido de que la situación se tranquilizará. Por las buenas o por las malas, según se desprende de sus declaraciones al diario Kurier el domingo: "Si una minoría cree que tiene que seguir con esta polémica, habrá que hacer algo para que se calle de una vez por todas".Waldheim se sabe aún con el apoyo de la mayoría de los austriacos, informados por el diario Krone, con tres millones de ejemplares en un país de ocho millones de habitantes, de que "círculos judíos extranjeros" atacan a Waldheim por haber estado en la guerra, y que con mentiras y maquinaciones quieren humillar a todos los austriacos. La Prensa amarilla, que cuenta prácticamente con el monopolio informativo en este país, no sólo quiere defender a Waldheim, sino lograr con él romper la actual coalición y alejar al partido socialista del poder.
Waldheim apuesta también en este sentido. La tesis del presidente viene a señalar que sus críticos son meros difamadores. Los del interior, sobre todo, aunque ya no sólo, están en la izquierda. Colaboran con el extranjero, luego son unos traidores.
El socialista Franz Vranitzky ha defendido hasta ahora, pese a duras presiones de su partido, la existencia de la coalición aún bajo Waldheim. por temor a la opinión pública y su creciente polarización, que amenaza con romper el consenso nacional. Unas elecciones generales dominadas por el caso Waldheim serían una catástrofe para el clima político austríaco. El vicecanciller, Alois Mock, sin embargo, parece inclinarse por esta vía en su intento por acceder a la jefatura del Gobierno.
