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El 'ejército invisible' de Pat Robertson

Los cristianos fanáticos y el ex predicador evangelista, desafiantes en New Hampshire

Francisco G. Basterra

Suena la marcha militar de entrenamiento de los marines y 1.000 personas, encendidas de patriotismo, blandiendo sus gorros de plástico en el aire, entonan rítmicamente: "Tenemos el hombre para hacer el trabajo", "Tenemos la persona que lo tiene todo" "Pat Robertson es nuestro hombre. ¡Adelante Pat!". Es el ejércitoinvisible del ex predicador evangelista que detiene huracanes, quiere poner en cuarentena a los enfermos del SIDA y acaba de afirmar que estaría dispuesto a asesinar a Gaddafi y a Jomeini.

Pero en New Hampshire este ejército de fanáticos cristianos, cruzados de un rearme moral de América, ya no se oculta y sale desafiante a la calle con espectaculares caravanas -precedidas por una máquina quitanieves- y llena los actos de Robertson, el candidato de Dios que amenaza con reventar al Partido, Republicano.Mañana son las primarias de este Estado de la costa este, que pueden decidir la suerte política del vicepresidente George Bush sin lanzar con fuerza nacional a ningún candidato demócrata. "Me recuerda en algu na forma a los mítines nazis", comentaba un corresponsal alemán, al contemplar, el viernes por la noche, el desbordamiento de fervor nacionalista y patriótico de los cientos de robertsonianos en la sala de baile del rupestre New Hampshire Highway Hotel, en Concord, la capital de este Estado sin paro gracias a la industria electróni ca, y sin impuesto sobre la renta.

Suena varías veces el himno nacional y el America the Beautiful. El sargento Patrick Stevens, de uniforme y con la guerrera cuajada de medallas, que ha acudido al mítin con su esposa y su bebé en una sillita de ruedas, sube al escenario y presta el juramento a la bandera. Un Oliver North local. Kerry -la Joan Baez de Ro bertson-, madre de cinco hijos, "que quiero que crezcan en un país gobernado por Pat", canta a la guitarra. Los teloneros piden canguros que cuiden a los niños y chóferes que ayuden a la gente a votar el martes y gritan: "Esta vez tenemos un candidato en el que creer. Miles y miles de personas están dispuestas a darle la vuelta a este país". 170.000 cassettes con el sermón político de Robertson han sido repartidas por todo el Estado.

Se calienta el ambiente a la esnera de Robertson, que hace una semana dió la gran sorpresa en los caucuses de lowa humillando a George Bush. Hay familias numerosas enteras, bebés. "Muestren a los niños, sú banlos en alto", piden los orga nizadores, y muchos jóvenes pero también gente de edad.

Resentimiento

Son clase media y media baja, son la América profunda que nolee The New York Times, ni Time ni Newsweek, y odia a Dan Rather. Prefieren el Readers Digest. Se sienten abrumados por la cultura liberal dominante en los grandes medios de comunicación; creen que la revolución Reagan ha sido traicionada por los Bushes y los Bakers; quieren la vuelta pura y simple a los valores tradicionales. Abominan de Wall Street y de la América de la codicia y el enriquecimiento con operaciones financieras de papel. Tienen una gran dosis de resentimiento y un rechazo tajante de la droga el SIDA, el aborto y la "descristianización" del país.

No son gente sofisticada pero están dispuestos a a hacer escuchar su voz. Aquí no hay pies, sólo "patriotas". En el fondo es la misma América caldo de cultivo de Reagan, con el orgullo y las pilas nacionalistas recargadas por el actual presidente, pero que quiere ir más lejos y ejecutar su incuni plida agenda moral Recuerda los mitines de Blas Piñar, pero sin las señoras de Serrano. "Parece el Opus Dei de los pobres", explica el en-viado del diario romano la República.

LLega su mesías, siempre con chaqueta blazer y perpetua sonrisa de vendedor a domicilio, con un rostro de angelote de Muríllo. "Sé que estoy hablando a gente que ama a América. No soy un político. Soy un hombre de negocios", dice.

Y en política internacional, donde ha prometido "descolonizar el imperio soviético", es un poco más preciso. "Creedme, si cogen rehenes norteamericanos, acabaré con Gadaffi, con la isla de Kargh, y destruiré Quom (la ciudad donde vive Jomeini) y no sabrán de donde les viene el golpe". Acaba diciendo que "soy el auténtico candidato conservador en estas elecciones" y promete: "Vamos a derrotar a Bush. Quiero ver la cara de los presentadores de televisión cuando anuncien que Pat Robertson ha ganado en New Hampshire".

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