La guerra continúa.
En la foto, los ataúdes de las 17 personas muertas el pasado jueves en un ataque de los rebeldes antisandinistas son trasladados a sus lugares de origen, después de un funeral religioso cerca del lugar donde se produjo el atentado de la contra, cerca de la frontera con Honduras, perpetrado con minas de fabricación norteamericana que volaron un autobús de línea. Entre las 17 víctimas, todas civiles, figuraban cuatro niños. Las zonas rurales de Nicaragua son las que sufren con mayor impunidad los horrores de una guerra que dura ya siete años.
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