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Nuevo fracaso de los ministros de Asuntos Exteriores para acordar la reforma de la CE

El Reino Unido volvió a poner ayer sobre la mesa del Consejo de Ministros de la CE la amenaza de su veto a la reforma comunitaria si no se reducen sustancialmente los gastos agrícolas. La reunión de los titulares de Exteriores para buscar un compromiso con vistas a la cumbre que se celebrará en Bruselas los próximos 11 y 12 de febrero se saldó una vez más con el desacuerdo.

El representante británico, sir Geoffrey Howe, resumió así la situación: "Estamos peor que hace seis meses". Por su parte, el ministro español Francisco Fernández Ordóñez, manifestó que está "en la mente de todos la preocupación de un fracaso". Habrá una nueva oportunidad de intentar un consenso antes de la cumbre, en el cónclave que se celebrará el 1 y el 2 de febrero. Sólo después de esa reunión, la presidencia alemana elaborará un texto de compromiso.Los ministros, ayer, se limitaron a hacer un repaso sobre los temas que dificultan la reforma y la creación de un mercado único europeo para confirmar una vez más que nadie se ha movido. No sólo es la agricultura la causa de las diferencias, sino que se mantienen posturas encontradas sobre nuevos recursos y aumento de las ayudas estructurales con que compensar a los países menos desarrollados, situación en la que está España.

La postura del Reino Unido, respaldada por Holanda, es que las propuestas de los ministros de Agricultura para afrontar el recorte de producciones y las reducciones de precios agrarios son insuficientes. La secretaria de Estado británica, Lynda Chalker, en el agrio debate que se suscitó por la mañana, anunció que si la reducción del gasto no abarca toda la política agraria común su país bloqueará todo intento de ,acuerdo sobre la reforma. El ministro alemán de Exteriores, Hans Dietrich Genscher, logró abortar la discusión con el argumento de que "era inapropiada porque aún no había documento".

Compromiso agrario

La base del desacuerdo de ayer fue el pretendido compromiso que parecieron alcanzar el domingo los ministros de Agricultura, después de cinco días de discusiones. Fue un consenso a diez, porque británico y holandés hicieron manifiesta su oposición. La tenaza formada por alemanes y franceses en tomo a la defensa de los intereses agrarios logró que los llamados estabilizadores para corregir el gasto agrícola fueran revisados al alza. Las reducciones de precios tanto del trigo, de la colza, el girasol, la soja y las proteaginosas (garbanzos y lentejas, fundamentalmente), en cambio, fueron modificadas a la baja. España, en lugar del tope de 160 millones de toneladas para la cosecha cerealera, propuso 158 millones, un matiz dirigido a buscar hueco a los dos milIones de toneladas de maíz que la CE concedió a los exportadores estadounidenses.

El proyecto de abandono de un millón de hectáreas permite el cultivo de pastos destinados a la cría de ganado extensivo. España logró que se tuviera en cuenta su propuesta de que la medida no afecte a ciertas zonas amenazadas de despoblamiento y se admitiera su proyecto de barbecho marrón, lo que indujo al ministro Carlos Romero a afirmar que Ias lentejas y garbanzos españoles han obtenido el carné de identidad para entrar en la CE". Los agricultores que abandonen al menos el 20% de sus explotaciones durante un plazo mínimo de cinco años recibirán en compensación entre 200 y 700 ECU por hectárea, según los rendimientos. El principio de la CE es que resulta más barato pagar por no sembrar trigo que producirlo.

La situación antes de la cumbre recuerda los intentos fallidos de Bruselas y Copenhague el año pasado, aunque esta vez puede ser decisivo el peso de la RFA, primer contribuyente de la CE con el 25% de la aportación, que no está dispuesta a que su presidencia de turno se salde con el fracaso.

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