El Bonaparte filipino
El nombramiento del general Fidel Ramos como nuevo ministro de Defensa de Filipinas situa a este militar en la puerta de salida hacia la carrera presidencial. En sus casi cuatro décadas como soldado, Ramos, un general de cuatro estrellas, graduado en West Point, siempre mantuvo una imagen de integridad en un panorama de frecuente corrupción de la maquinaria militar filipina.Calificado en la Prensa como el Bonaparte o el Eisenhower filipino, Fidel Ramos niega que tenga ambiciones presidenciales, como muchos observadores le atribuyen de cara a los comicios del año 1992.
Ramos condujo la revuelta militar que, apoyada por el levantamiento de la población, llevó a Aquino al poder hace dos años, y jugó después un papel clave en el mantenimiento de la presidenta en el palacio de Malacañang, al impedir desde el Alto Estado Mayor cinco intentos golpistas vividos desde la caída de Marcos.
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