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Marejada y mar gruesa

Seis ahogados, dos accidentes y un superviviente que no sabía nadar

El único superviviente no sabía nadar. Pedro Saiz, de 21 años, enrolado para cumplir el servicio militar en la patrullera Marola, pudo milagrosamente asirse a la zodiac y ser rescatado por los vecinos de Ajo, que le sacaron a tierra. El único superviviente de los dos accidentes marítimos ocurridos en Cantabria la semana pasada, que costaron seis vidas, se recupera en el hospital de Valdecilla.

Seis personas -tres pescadores y tres marineros- se ahogaron en dos accidentes ocurridos en la costa oriental de Cantabria la semana pasada. Una zodiac de la patrullera de la Armada Marola, que salió en busca de la motora de pesca, La Joven Anita, volcó el viernes a mediodía con sus cuatro ocupantes. Uno de ellos, Pedro Saiz, pudo ser salvado. El contramaestre, Ramiro Fidalgo, fue hallado muerto a primera hora de la tarde del viernes.Una neumonía provocada por la ingestión de agua marina retiene a Pedro Saiz en el hospital; su estado de ánimo es frágil desde que 24 horas después de lo ocurrido, el sábado, se enterara por los periódicos de la magnitud del suceso, de la pérdida de Santi y José Bautista, sus compañeros, y de Ramiro, el contramaestre.

"No, yo no sé nadar, pero el contramaestre sí que sabía, y mire usted, murió, y yo me salvé". Saiz, que se licenciará en abril próximo, declara que nunca había participado en simulacros de salvamento, aunque sí había navegado en zodiacs con mares muy diferentes. Los otros dos marineros desaparecidos parece que tampoco sabían nadar.

El viernes al mediodía, cuando se produjo el suceso, el estado del Cantábrico oscilaba entre marejada y mar gruesa, con viento de 14 metros por segundo. Entre los cabos Ajo y Quintres, &ente a la calita de La Antuerta, el mar tiene escasa profundidad y se alborota más que cuando es denso. Las olas se estrellaban con ira sobre las lastras bajo los grandiosos farallones.

Imprudencia

Hay motivos para creer que el contramaestre Ramiro Fidalgo, de 40 años, avezado en esta clase de expediciones, pudo cometer una imprudencia al introducir la pequeña embarcación neumática, de 120 kilos de peso, impulsada por un motor fueraborda, hasta el rompiente de las olas. Una de ellas le dio la vuelta cuando realizaban un reconocimiento para localizar los restos humanos de la lancha de pesca, La Joven Anita, perdida el día antes Sus tres tripulantes, Francisco Ortiz, de 42 años; su hijo Agustín, de 18, y el marinero de 15 Antonio Segundo, figuran todavía entre los desaparecidos.Según el único superviviente, el contramaestre no quería aproximarse a tierra con la zodiac, pero los tres jóvenes marineros, absolutamente inexpertos en cuestiones náuticas, le animaron a ello.

Violentas y sucesivas olas impidieron al contramaestre Ramiro y a los soldados de Marina Santiago Serna y José Bautista Ahedo alejarse de la costa, donde la muerte estaba asegurada; el mar les machacó contra los cantiles y los envolvió luego en el fondo de tal forma que los chalecos salvavidas y algunas de las botas aparecieron horas más tarde en la orilla.

La posible imprudencia de los marineros había sido precedida el día anterior por una temeridad cometida por los tres pescadores a quienes aquéllos intentaban localizar. La mar se mostraba la víspera aún más agresiva, justo cuando la motora La Joven Anita dejó a popa la barra del puerto rumbo al caladero tradicional de sus palangres, frente al cabo Quintres. Desoyeron los gritos de otros pescadores advirtiéndoles que no debían salir de la bahía.

Cuatro son todavía los desaparecidos, presuntamente ahogados, después de que en la tarde del sábado fuese hallado el cadáver del joven pescador Agustín Ortiz, de 19 años. El rastreo y las inmersiones continuaban ayer en la zona aprovechando la calma del mar.

[Los equipos de rescate que buscan a los cuatro desaparecidos en los dos siniestros suspendieron a media tarde de ayer, sin resultado, las tareas de localización, que reanudarán a primera hora de hoy, según informa la agencia Efe].

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