Espíritu de Heidegger
Soy un lingüista retirado y un lector regular de ese periódico. Quiero manifestarle que he leído con sumo interés el ensayo Heidegger y la tragedia del pensamiento, de Carlos Gurméndez, publicado en EL PAÍS el 8 de diciembre de 1987.No me interesa el problema de si Heidegger fue un precursor del nacional socialismo. En mi opinión, el nacionalsocialismo no puede basarse en ninguna filosofía. Albert Camus, en su obra L'homme révolté, afirma: "Cuando los hombres de acción no tienen ninguna fe se apoyan solamente en el movimiento de la acción. La insostenible paradoja de Hitler consistió en que creía construir un orden firme sobre la base de un movimiento incesante y una negación permanente. Rauschning, en su obra Revolución del nihilismo, dijo, con razón, que la revolución hitleriana era puro dinamismo".
Ahora nos llega el libro de Farias Heidegger y el nacionalsocialismo, del que ha hecho Augstein una reseña. Sobre este tema no quiero entrar. Después que Schiller, de forma maestra, caricaiurizó a Santa Clara en unos versos burlescos, ya nadie se ocupó más de estos curas castrenses. La segunda crítica procede de un matemático rumano. Plantea un problema del que me ocupo hace mucho tiempo: "¿De qué manera las lenguas actuales pueden ser utilizadas para expresar una determinada forma de pensamiento?". No estoy de acuerdo con lo que afirma el señor rumano. El parentesco del alemán con el griego clásico es artificial. La lengua alemana tenía solamente el pretérito. El perfecto y el pluscuamperfecto fueron introducidos por Lessing. La gramática latina debe estar más presente en la española que en la alemana. Rogaría al señor Gurméndez que me enviase una copia de su traducción al español de Conversación póstuma con Heidegger, aparecida en la Revista de Occidente.- Reinhold Westhphal.
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