Limpieza de cuadros

Eduardo Porta denunciaba el 29 de diciembre, bajo el título Cómo degradar un patrimonio, los perjudiciales descuidos en el montaje de la exposición Del Greco a Picasso, en el Petit Palais de París.Más cerca tienen ahora los madrileños, en el palacio anexo al Prado, otro modo de degradar nuestro patrimonio: limpiando los cuadros en exceso, levantando las veladuras finales propias de pinturas elaboradas por capas y reduciendo los Ribalta a cromos coloreados, con menos matices de los que hasta poco ha hemos podido contemplar.

Pueden fijarse, por ejemplo, en el caballo blanco de la tabla conservada hasta ahora en la iglesia de Algemesí. En las zonas de transición entre sombras y luces se perciben los rastros de pinceladas blancas de base, que han aflorado a través de veladuras excesivamente limpiadas (y en la sombra del cuello, repintado el error).

Esta política de restauración agresiva, que ya denuncié en carta publicada por la revista Lápiz con ocasión del traslado a Valencia de los Sorolla de La Habana, continúa ejerciéndose, por ejemplo, en el busto de Santa Teresa de Ribera -en el Museo de San Pío V, de Valencia-, repintado recientemente, y sin necesidad, en el rostro y paños blancos.

¡Ya tenemos l7!, dicen que dijo el director de este museo en la inauguración de los Ribalta en La Lonja, refiriéndose a ese siglo de pintura valenciana. Confieso que cuando lo leí pensé que había recontado el número de cuadros estropeados bajo su responsabilidad.- Lluís Bou i Solis.