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La 'perestroika' y la 'uskorenie', una unión difícil

Los expertos creen difícil hacer compatible la reestructuración con la aceleración economica en la URSS

Pilar Bonet

La política económica oficial de la URSS, que ha iniciado en 1988 una nueva etapa con la entrada en vigor de la ley de empresas estatales, es objeto de duras críticas por parte de diversos economistas soviéticos, que cuestionan tanto las posibilidades de una mayor autonomía empresarial como la compatibilidad de la perestroika (reestructuración) y la uskorenie (aceleración) de los ritmos de la economía. Como si de una campaña coordinada se tratase, distintos foros de expresión se expresan escépticamente ante las disposiciones que acaban de ponerse en marcha.

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El armenio Abel Agambegian, en otro tiempo uno de los economistas más críticos de la política de Leonid Breznev, parece en la actualidad haberse quedado anclado en la reforma que él mismo ha contribuido a formular y que otros consideran condenada al fracaso.La línea legitimada por el XXVII Congreso del PCUS en 1985 ha sido atacada directamente por el economista Vasili Siliunin, partidario de iniciar urgentemente una perestroika de la perestroika antes de que ésta haya demostrado su inviabilidad, lastrada como está por todo tipo de controles desde arriba. De no hacerlo así, afirmaba Siliunin, "tal vez tendremos que pensar no ya en ser potencia de segunda clase, sino de tercera".

Siliunin cree que hay que elegir entre una "reestructuración de la economía" o "el incremento del volumen de producción", y ha señalado que el no cumplimiento de los objetivos del plan quinquenal no debe ser "causa de preocupación". "Los científicos que llevan la voz cantante aconsejan acelerar el desarrollo de la economía, pero nosotros consideramos que es inevitable e incluso deseable una reducción de los ritmos a favor de cambios estructurales", ha dicho Siliunin.

La revisión a la baja de los planes económicos, algo firmemente rechazado por los dirigentes del Gosplan (el organismo estatal de planificación), obligaría a reformular la política económica emprendida por Mijail Gorbachov, que contempla el incremento de los ritmos de crecimiento de la renta nacional (concepto equivalente al de producto nacional bruto occidental) como algo esencial. Gorbachov ha fijado un incremento mínimo del 4% anual de la renta nacional para "solucionar los problemas de la política social y mantener la defensa al debido nivel" y ha señalado que tal objetivo "es imposible de otro modo". La renta nacional creció un 4,1%. en 1986, pero en los nueve primeros meses de 1987 el crecimiento había pasado a ser de un 2,4%.

En un artículo publicado por el diario Sozialisticheskaia Industria, dependiente del Comité Central, Siliunin constata la "paradójica situación" en la cual "la aceleración de las tasas de crecimiento y el crecimiento más rápido de la renta nacional tienen poca influencia en los niveles de vida". "De forma creciente la economía no trabaja a favor del individuo, sino a favor de sí misma", dice Siliunin, para quien la actual distribución de fondos entre el sector de bienes de producción (sector A) y de bienes de consumo (sector B) es "inaceptable para una época de paz" y se genera una degradación cíclica que reduce cada vez más la proporción de bienes de consumo en la renta nacional.

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Consumo y acumulación

Siliunin ataca las teorías de Agambeguian, partidario de aumentar la renta nacional de un 4% a un 5%, y quien afirma que un 75% de esta renta va al fondo de consumo y el resto al fondo de acumulación. Señala que la estadística soviética mide con rublos de diferente valor el fondo de consumo y el fondo de acumulación y que en realidad el 60% de la renta va al consumo y el 40% a la acumulación, lo que, a su juicio, son proporciones de una economía de guerra. Por otra parte, mientras en 1928 un 60,5% de la producción industrial estaba destinado al consumo, en 1985 este porcentaje era de un 25,2%. Resulta así una descompensación entre los fondos destinados al consumo y su abastecimiento con mercancías.

Siliunin opina que no es posible mantener el funcionamiento normal de las capacidades de producción e incrementarlas al mismo tiempo y cuestiona la producción indiscriminada de tractores, metales o maquinaria, dada la ausencia de mercado regulador. En la economía de mercado, la producción no tiene valor si el producto no encuentra comprador, pero en la sociedad soviética el único límite de crecimiento es la disponibilidad de recursos, dice. El economista señala que tanto los recursos de mano de obra como de materia prima se están agotando y, tras afirmar que una economía eficiente "necesita frenos", afirma que "un incremento en los volúmenes de producción llevará a un consumo más intenso de trabajo, materias primas, combustible y otras riquezas".

La imposibilidad de conjugar perestroika y uskorenie ha sido también suscrita por el economista Nikolai Shmelov, del Instituto de Estados Unidos y Canadá, en una conferencia en la Casa de los Literatos y cautamente planteada en la Prensa por el académico Evgueni Primakov, director del prestigioso Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales (IMEMO).

"Muchos dirigentes económicos", ha dicho éste, "continúan contemplando la aceleración sólo como un incremento de los índices cuantitativos sin tener en cuenta el aspecto cualitativo. Es sabido, no obstante, que es mejor hacer un objeto de consumo bueno que decenas de cosas que nadie necesita".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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